El tálamo (etimológicamente: habitación interna o cámara) es una estructura que se
encuentra en el interior del cerebro, aproximadamente en el centro del
encéfalo. Tradicionalmente, se ha considerado una “estación de relevo
sensorial”, ya que todas las vías de los sentidos, a excepción de la olfativa,
pasan a través de esta estructura.
En los
últimos tiempos, no obstante, se ha descubierto que juega un papel mucho más
activo, complejo y dinámico en el procesamiento de la información que
posteriormente pasa a la corteza cerebral.
En
concreto, la activación cortical producida por las descargas talámicas se
encuentra estrechamente relacionada con los procesos perceptivo-atencionales,
llegando a denominarse “llamada al despertar” (wake-up call). El
control del “arousal” (nivel de activación), del que ya hablamos en un post anterior, se
encuentra controlado por la formación reticular y los núcleos intralaminares
del tálamo.
Pero el
papel del tálamo va mucho más allá que transmitir información hacia la corteza.
El tálamo por sí mismo juega un papel fundamental en la transmisión y
coordinación de información entre las áreas corticales. La corteza cerebral, lo
que también se conoce como “sustancia gris”, es donde se encuentran los cuerpos
de las neuronas, es decir, el centro de control de la célula.
En
consecuencia, una lesión o una disfunción (debida al edema o a alteraciones
transitorias) puede provocar que las funciones controladas por la corteza
cerebral (lenguaje, memoria, funciones ejecutivas, etc.) no se lleven a cabo
por la interrupción en esa transmisión de información que controla el tálamo.
Las
investigaciones apuntan a que todas las áreas de la neocorteza (el cerebro más
reciente filogenéticamente) reciben proyecciones talámicas, por lo que el
tálamo tendría un papel fundamental en el adecuado funcionamiento de estas
áreas. Respecto a las áreas motóricas, por ejemplo, el tálamo ejercería de nexo
de unión entre la acción y la percepción. Es decir, el área motora daría la
orden del movimiento, y el tálamo procesa esa información y envía una copia a
la corteza sensitiva para coordinar el movimiento. Un paciente con una
afectación en el tálamo en este caso, podría moverse, por ejemplo, extender la
mano para alcanzar un objeto, aunque sus movimientos no estarían modulados en base
a la información visual y táctil que proporcione la posición de la mano y/o del
objeto.
Leer más y fuente:
https://infolesioncerebral.wordpress.com/2013/07/30/efectos-de-las-lesiones-en-el-talamo/
OBSERVACIÓN: El contenido de la información ha sido obtenida mediante un sistema de búsqueda en Internet. Su titularidad corresponde a la Web de origen salvo lo dispuesto en la misma. Cualquier, comentario, duda, aclaración o errata que observe le rogamos nos lo comunique a través de sosictus@gmail.com. Gracias
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