OPINIÓN
SECUELAS DE UN ICTUS
Recibido el 15 de Marzo de 2019
"Buenos
días, me dirijo a ustedes para exponerles mi caso: Mi tío con 73 años está
ingresado en una residencia del Era; un ictus le ha llevado a ella. Después de
un año luchando para que fuera posible su traslado al lugar de donde procedía
(Belmonte de Miranda); nos encontramos con el grave problema de que debido a su
enfermedad tiene ciertas conductas y cierto grado de desinhibición emocional;
que le han llevado abrirle expediente y un traslado que le han hecho firmar aún
con su negativa para otro centro de Asturias. Me veo tan perdida ante dicha
situación que me pongo en contacto con varios neurólogos para que me orienten
un poco y llego a la conclusión que es común en dichos pacientes estas
conductas; con lo cuál estoy recopilando informes y todo lo que pueda aportar
para frenar ese traslado de mi tío del lugar dónde reside; porque creo que
desvincularlo de su entorno familiar y afectivo lo llevaría agravar su
enfermedad."
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"Hoy sí puedo hacerlo tío.
Hoy
necesito escribirte.
El tiempo pasa muy rápido lo suficiente para cicatrizar y
dejar seguir viviendo. He oído mi teléfono muchas veces, tantas como las que he
mirado por si eras tú. Tantas como necesidad de volver a las tardes contigo,
tantas como volver a ver tu cara de angustia, porque no era capaz de agilizar
tu traslado, siempre viviré con ese dolor. Espero poder olvidar, ¡Sí! olvidar
la impotencia de querer hacer ver algo tan real, como que hoy estoy escribiendo
este relato. Algo tan real como que los enfermos de ictus, como es el caso de
mi tío, en el cuál sufrió una lesión en el lóbulo frontal, acompañada por una
labilidad emocional que le hacía estar feliz o al momento caerle alguna tímida
lágrima, a estar agresivo o al momento tranquilo. A sufrir cambios cognitivos y
conductuales, como es el caso que os escribo, a tener conductas inapropiadas
que una de ellas le llevaría a que se le abriera un expediente en la Residencia
donde estaba, a la cuál el tanto había clamado para poder ir, ya que estaba
ubicada en su querido pueblo. Acentuados trastornos de conducta, dolorosos para
la familia e intolerables para todas las personas que estaban a su cuidado, que
desde aquí les agradezco su paciencia y dedicación, muchas gracias. Pero a la
vez hago una llamada de atención para las oportunas competencias que tengan muy
y me reitero muy presente que en una residencia de ancianos a parte de agrupar
a los residentes por dependientes o no dependientes según sean poseedores o no
de autonomía, también hay que tener muy en cuenta su grado de afectación
psicológica, creo que se debería estudiar con mucha más delicadeza y con muchísimos
más conocimientos sobre las secuelas de estas enfermedades cerebrovasculares,
para poder proceder a su agrupación con el resto de residentes. Entiendo y sé
que esto no es competencia de las personas que trabajan en las residencias a
dónde son derivados estos enfermos.
A raíz de lo sucedido me metí de lleno en el tema y empecé a recabar
información, a pedir ayuda a expertos. Después de que consideré tener una
valiosa información sobre el tema; a través de informes y estudios médicos que
le fueron realizando con los mejores especialistas que tenemos en nuestra
tierrina procedí a reunirme con la responsable de estos centros y exponer el
caso de mi tío, a rogarle encarecidamente que leyera todo el expediente médico.
Mi tío empezaría un tratamiento fuerte, pero a la vez positivo, ese trastorno
cognitivo iba desapareciendo o digamos se iba aletargando. Pero todo, todo, mi
querido tío no era bueno y aquel expediente abierto en la residencia siguió su
curso lo que hizo que fueras expulsado de ella. Era un castigo que le imponía
la gerencia, para que mi tío entrara en razón, ( cuando no era consecuente con
sus actos), por su inapropiada conducta, que reitero era inapropiada, pero en
todo momento causada por una lesión en su cerebro. (NUNCA FUE VALORADO POR UN
NEURÓLOGO POR SU PARTE). No fue la mejor solución, quiero pensar que no
tuvieron la capacidad de poder afrontar el problema o simplemente se siguió el
protocolo, es lo más fácil y factible cuando uno no quiere verse involucrado en
temas complicados. Dentro de la parte negativa, fuiste trasladado a una
residencia a escasos minutos de tus sobrinos, que estuvieron a tu lado siempre
que tuvieron un momento libre ,para jugar a las cartas; un vicio sano que te
encantaba, muchos ratos hablando de tus raíces vaqueiras y de tus vecinos a los
cuales nunca olvidaste, recordando anécdotas que tantas risas te provocaban,
eso sí , sin ser capaces de hacerte ver que esa manera tan compulsiva de fumar
que tenías, no estaba siendo tu mejor compañía, de hecho fue la que te llevó de
una manera tan veloz de nuestras vidas ¡maldito vicio tío! , tu mejor que nadie
sabías que ya teníamos todo el expediente tramitado, junto con toda la información
recabada, para poder hacer viable tu sueño y que volvieras al menos cerca de tu
morada. Momentos muy duros los de tu partida, se nos iba nuestro tío y dentro
de unas circunstancias poco deseables. Sin poder llevar a cabo lo iniciado,
para poder llevarte de nuevo cerca de casa, cerca de tus raíces, al lugar dónde
sé a ciencia cierta, que a día de hoy mi teléfono al igual que el de mis
hermanos y el de mi madre, seguiría sonando de la misma manera compulsiva como
hacías para fumar, una prueba más que esas secuelas hicieron mella en tu cerebro.
Una prueba más para demostrar que no estabas en tus plenas facultades mentales
por las cuales fuiste injustamente sancionado, ¡Qué tristeza! Se te echa de
menos Pepe, me quedo con los recuerdos vividos a tu lado y con saber que
estuviste rodeado de tu familia, en los momentos duros, ¿sabes tío? Pocas
personas los tienen, pocas personas tienen ese arraigo. Sé que lo sentiste muy
adentro y te fuiste muy tranquilo, pero con las ganas de volver a tu morada.
Ahora que eres libre puedes hacerlo vaqueiro."
Eva López Fernández.
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