Ander Ramos, investigador de la Universidad de Tübingen y de Tecnalia, es además miembro de la Sociedad de Científicos Españoles en Alemania (CERFA). Foto cortesía de AR. |
El
científico que mueve cuerpos con la mente: conociendo a Ander Ramos
Ander Ramos,
investigador de la Universidad de Tübingen y de Tecnalia, es además miembro de
la Sociedad de Científicos Españoles en Alemania.
No es un mago, sino un
investigador que ayuda a recuperar la movilidad y, de paso, la ilusión a
aquellas personas que perdieron ambas tras un derrame cerebral. Y para hacer
todo eso, Ander Ramos utiliza la mente, la suya y la de su equipo pero, sobre
todo, la de los mismos pacientes. Esta es una entrevista al primer no-alemán
que gana el Premio
a mejor investigador joven de Alemania, gracias a sus logros en algo
llamado interfaces cerebro-máquina. Durante esta charla, aprendemos algo de
ciencia, pero también descubrimos a la persona que se esconde tras el
científico: al chico que desoyó a su padre para acabar pareciéndose a él, y al
adulto al que se le pone la piel de gallina cuando es capaz de ayudar a los
demás.
¿Ander, puedes explicarnos, en palabras sencillas, qué son las interfaces cerebro-máquina y como éstas pueden ayudar a los pacientes que han sufrido un ictus?
Imagínate, Guillermo,
que las conexiones entre el cerebro y nuestros miembros son como una carretera
y que las consecuencias de un ictus (derrame cerebral) son agujeros en esa
carretera. Las interfaces cerebro-máquina (BCIs)
que desarrollamos serían una forma de crear puentes sobre esos agujeros, para
conseguir que los pacientes puedan volver a moverse.
En resumen, utilizamos nuestra tecnología para entrenar la red de carreteras
nerviosas de pacientes paralizados, explotando algo fascinante de esa red: su
plasticidad. Con esta tecnología hemos conseguido que pacientes paralizados
durante años tras ictus puedan conseguir mover sus miembros inmóviles. Estamos
hablando de movimientos pequeñísimos del orden de milímetros, poco funcionales
pero esperanzadores para poder seguir explorando esta tecnología y su
influencia sobre la neurorehabilitación.
Cuando consigues que un paciente recupere
movilidad, te invade una alegría que te calienta de los pies a la cabeza
Dices que recuperar la
movilidad es posible gracias a que el cerebro es muy plástico, que podéis despertar los miembros. ¿Hay algún
momento en que despertar de ese sueño a nuestro cuerpo ya no es posible?
Hasta hace un par de
años, se pensaba que una vez superada la fase subaguda (aproximadamente 8 meses
post ictus) no se podía recuperar más funcionalidad en los miembros paralizados
que la recuperada en ese tiempo. Varios grupos estamos demostrando ahora que
esto no es necesariamente cierto si el sistema nervioso se excita e inhibe de
manera correcta. Hay dos vertientes principales, la terapia celular y la
neurotecnología. Hay esperanza.
Según tengo entendido, tu padre te recomendó que no te dedicaras a la medicina, precisamente su trabajo. Sin embargo, parece que al final has terminado aproximándote a ella...
Es cierto, mi padre me
dijo que la medicina es un trabajo muy poco valorado, mal pagado, con muchísima
responsabilidad y que te obliga a sacrificar mucho, por el bien de los demás.
Tiene mucha razón. En este país hay una calidad clínica extraordinaria a nivel
mundial y mucha gente no lo valora. Deberíamos de cuidar la medicina mucho más.
Gracias a muchos profesionales y sus horas extras estudiando, aprendiendo,
operando, analizando y sacrificando su tiempo, tenemos lo que tenemos. Por el
hecho de que algunos estén dispuestos a hacer esos sacrificios no podemos
simplemente aprovecharnos de eso, sino que hay que reconocerlo.
Yo le hice caso a mi
padre al principio, pero pronto vi que la ingeniería industrial no me
interesaba y, tras muchas vueltas, aventuras, tiempo pensando, motivación y
riesgos me decidí a salir y estudiar lo que verdaderamente me atraía, pero que
no se impartía entonces en España... Me fui a Alemania, Estados Unidos y, poco
a poco, me fui encajando en un campo apasionante: la neurotecnología.
En España hay una calidad clínica extraordinaria y
personas que se sacrifican mucho
¿Qué es lo que se siente al
conseguir que, por primera vez, un paciente vuelva a mover un miembro que
estaba completamente paralizado?
Para un no médico como
yo, que rara vez puede hacer algo así, es una sensación de "¿pero qué
hemos hecho?, ¿qué maravilla?", una alegría que te calienta de los pies a
la cabeza, te motiva y te ayuda a seguir, pero también te hace pensar: "¿y
ahora cómo lo mejoramos más?" Y en ello estamos.
Decía Richard Feynman que el éxito es disfrutar de lo que uno hace y el premio el llegar a entender las cosas. ¿Cuáles dirías que han sido tú mayor éxito y el mayor premio?
Sí, Feynman tenía
razón. Yo creo que el éxito es intermitente, pero que uno puede aprender a
alargar los periodos de disfrute. En cuanto al premio, lo vería inalcanzable,
porque cuanto más sabemos, más sabemos lo poco que sabemos.
Quiero pensar que mi
mayor éxito es intentar vivir como si en el próximo segundo fuera a llegar mi
mayor éxito. El mayor premio sería poder mirar atrás y estar satisfecho.
El célebre E.
O. Wilson recomienda a
los jóvenes científicos que se aventuren a disciplinas poco conocidas, porque
así tienen más posibilidades de destacar. ¿Qué consejo le darías tú a un
estudiante de ciencias que empieza sus estudios?
Creo que el objetivo
no debería ser intentar destacar, sino dedicarse a algo que realmente te
apasione. La motivación, la pasión y el trabajo ya harán el resto...
Si lo importante fuera
destacar, acabaríamos viviendo en una sociedad donde la gente solo quisiera ser
famosa, ir a televisión sin importar el porqué, el contenido o la responsabilidad
de la fama... ¡Ah, espera! Eso, por desgracia, ya está pasando.
El objetivo no debería ser intentar destacar, sino
dedicarse a algo que realmente te apasione
¿Qué te
habría gustado ser si no te hubieras dedicado a la ciencia?
O locutor de radio
humorístico-divulgador o músico, pero cualquier trabajo de un cuarto de jornada
en una isla tropical sería una opción muy interesante. Sobre todo lo pienso en
época de estrés.
Estudiaste ingeniería
industrial en España, ingeniería biomédica en Alemania y neurociencias en EEUU.
Aparte de los conocimientos científicos, qué es lo más importante que
aprendiste en cada lugar?
Las diferentes
culturas y formas de pensar y hacer las cosas en todos los ámbitos. Ir fuera y
buscarte la vida te curte mucho, sobre todo cuando te tienes que adaptar a un
idioma y cultura diferente. Es duro y enriquecedor.
En cuanto a la
enseñanza en España, somos muy teóricos y nos falta práctica. Sin embargo, a la
hora de tener que asimilar y entender algo rápido, se nos valora bastante
fuera. En EEUU están más encima, a veces impacientes, y son unos maestros en
motivación. En Alemania son muy prácticos, constantes, pacientes y, a veces,
demasiado inflexibles. Todo esto por la parte que me ha tocado vivir. De todas
formas, lo mejor es la gente que conoces en otros países. Así aprendes a
entender reacciones o contestaciones, que para nosotros serían ofensivas, y al
revés.
Dice Juan Ignacio Cirac que
"la ciencia sirve para que no nos engañen" y que "leer a
filósofos te da una forma de pensar muy productiva". Te puedes imaginar tu
trabajo apartado de las reflexiones filosóficas?
Equipo de investigación |
Es difícil. La ley de
Moore, que explica que la tecnología y la ciencia avanzan más rápido de lo que
pensamos, ya nos pone contra la espada y la pared... La ciencia avanza más
rápido que la ética y la legislación pertinente.
En mi campo, crear
neuroprótesis y órganos biónicos tiene un origen clínico claro y controlado
pero como siempre la aplicación depende de las manos que lo controlen.
Creo que es necesario
que filosofía y ciencia avancen de la mano... Sí, definitivamente, debería
existir más intercambio entre filósofos y científicos. Los científicos
necesitamos preguntarnos de vez en cuando cuestiones a las que sepamos que no
podemos responder con la ciencia (por lo menos de momento), para poder
organizar y seleccionar mejor las preguntas a estudiar.
Autor: Guillermo Orts-Gil
Leer más y Fuente:
http://www.huffingtonpost.es/guillermo-orts-gil/el-cientifico-que-mueve-c_b_9397308.html
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