LAS UNIDADES DE ICTUS SON EL MEJOR EJEMPLO DE
MODELO COSTE-EFICAZ
NIVELES ASISTENCIALES EN LA ATENCIÓN DEL ICTUS
Los pacientes con ictus deben de ser atendidos durante su fase aguda en hospitales que dispongan de los facultativos y de los medios diagnósticos y terapéuticos indicados. Los hospitales que atienden ictus en su fase aguda han de estar preparados para asistir a estos pacientes y han de disponer de un circuito de traslados previamente definido y coordinado con el Servicio de Urgencias Extrahospitalarias. Todos los pacientes con sintomatología sugestiva de ictus, permanente o transitoria, han de ser dirigidos inmediatamente a un hospital de agudos preparado para asistir ictus.
La atención hospitalaria al ictus se concretará en diferentes modelos según la complejidad del nivel asistencial. La red asistencial de base territorial debe de permitir que el paciente sea atendido en el sitio más adecuado en cada momento de la enfermedad para asegurar la calidad asistencial. Teniendo en cuenta que los recursos son limitados estos deben estructurarse en distintos niveles asistenciales en función de la población atendida. Esto dará lugar a tres tipos diferentes de hospitales en lo que se refiere al tipo de atención al paciente con ictus.
- Hospitales con Equipos de Ictus. Los Equipos de Ictus son el modelo básico de atención cuando el número de pacientes no justifica la asistencia en unidades geográficamente delimitadas. Los equipos de ictus cuentan con expertos en el manejo del ictus que se desplazan a requerimiento de otros profesionales del hospital para atender a estos pacientes. Por no tener un tamaño suficiente, estos hospitales posiblemente no tengan guardia de neurología 24 horas, por lo que muchos tratamientos específicos en fase aguda como la trombólisis no podrán realizarse en estos hospitales, siendo necesario llevar al enfermo a los centros primarios o a los de referencia para, una vez completado el tratamiento de la fase aguda, completar el proceso en el hospital de origen. Por el mismo motivo estos centros no dispondrán de técnicas de tratamiento muy específicas o complejas. Estos hospitales tienen que desarrollar planes para colaborar con los centros de ictus primarios y de referencia más próximos, incluyendo compromisos de transferencia.
- Hospitales con Unidades de Ictus: dispondrán de Unidades de Ictus delimitadas geográficamente, y con personal de enfermería expertos en la atención a esta patología.
Contarán con todos los medios y guardias de neurología para poder administrar cualquier tratamiento en fase aguda.
- Hospitales de referencia para el diagnóstico y tratamiento del ictus: además de disponer de Unidades de Ictus agudos tendrán que garantizar la atención a determinados pacientes en régimen de cuidados intermedios y la ejecución de técnicas complejas.
- El conjunto de hospitales de distinto nivel responsables de la atención sanitaria de los pacientes con ictus de una determinada zona geográfica deberá disponer de un protocolo interhospitalario que determine la utilización conjunta y ordenada de los recursos sanitarios, así como el procedimiento de intercambio de pacientes cuando estuviera indicado. El sistema sanitario y los sistemas de emergencia extrahospitalaria han de estar coordinados para que los pacientes que lo requieran sean derivados directamente, o en su caso trasladados, a los hospitales más adecuados para cada caso.
El sistema asistencial del ictus debe identificar las funciones que tiene que desempeñar cada tipo de hospital y definir las responsabilidades inherentes a los mismos.
HOSPITALES CON EQUIPO DE ICTUS
Estos hospitales deben garantizar una atención organizada al ictus que ha de incluir como mínimo:
- Equipo de Ictus, coordinado por un neurólogo experto en ictus
- Protocolos clínicos de actuación
- Protocolos de derivación interhospitalarios previamente consensuados.
- TC cerebral las 24 horas del día
- Fisioterapia
En casos previamente determinados en el protocolo interhospitalario, se recomienda enviar a los pacientes a hospitales con experiencia y casuística suficiente en la aplicación de determinados tratamientos y/o tecnologías, con retorno a su lugar de origen tan pronto como la situación clínica lo permita.
El Equipo de Ictus representa el nivel básico de atención al ictus. Debería estar preparado para diagnosticar y tratar los ictus sabiendo cuándo derivar a otro nivel asistencial. Su principal y fundamental característica es la rápida disponibilidad del personal que lo compone. Tienen una base hospitalaria y están formados por un grupo móvil interdisciplinario que trabaja de forma conjunta para asegurar la mejor atención al paciente en cada momento. El número de profesionales que integran el equipo será diferente según el grado de complejidad del hospital, y su composición variará a lo largo de la enfermedad para adaptarse a las necesidades del paciente en la fase aguda y durante el proceso de rehabilitación. Debe de haber un neurólogo responsable, experto en ictus, coordinando y dando apoyo profesional en las diferentes fases de la enfermedad. Tienen que disponer de una red de conexiones bien definidas con los otros niveles asistenciales para el manejo de determinados pacientes. En algunos casos, estos hospitales pueden contar con neurólogo de guardia 24 horas. Si es así y disponen de los recursos diagnósticos, terapéuticos y organizativos necesarios, podrán realizar determinados tratamientos en la fase aguda como la aplicación de trombolíticos.
HOSPITALES CON UNIDADES DE ICTUS
Este tipo de hospital está dotado con el personal, infraestructura y programas necesarios para estabilizar y tratar a la mayoría de los pacientes con ictus durante su fase aguda. Su característica distintiva es que dispone de una Unidad de Ictus (UI).
Las UI no tienen que ser distintas de las otras salas o unidades del hospital, pero sí los neurólogos y el personal de enfermería que trabajan en ellas que deben ser expertos en la atención a pacientes con enfermedad cerebrovascular. La UI debe depender desde el punto de vista organizativo del servicio de Neurología y ser responsabilidad del neurólogo.
Geográficamente puede estar ubicada en una sección de la planta de Neurología o en zona del Servicio de Urgencias. A ella son trasladados directamente desde Urgencias los pacientes que cumplen con los criterios de ingreso en la misma por indicación del neurólogo. Si bien la infraestructura y características de la UI están en función de la población atendida, los requisitos básicos para su correcto funcionamiento son:
- Existencia de camas específicas.
- Disponer de un neurólogo en función de coordinador, experto en enfermedades cerebrovasculares.
- Programa de trabajo coordinado con otros especialistas implicados (cirugía vascular, neuroradiología, cardiología, rehabilitación)
- Neurólogo de guardia, preferentemente de presencia física
- Protocolos diagnóstico-terapéuticos
- Monitorización multiparámetro no invasiva (ECG, oximetría, tensión arterial)
- Equipo de enfermería experto en enfermedades cerebrovasculares
- Protocolos de enfermería
- Laboratorio de ultrasonología para estudio neurovascular a cargo de la unidad
Los elementos mínimos, modificados de los descritos por Alberts et al, de este tipo de hospitales son:
- Unidad de Ictus
- Circuitos establecidos con el Servicio de Urgencias Extrahospitalario para el traslado inmediato de los pacientes. Código Ictus (32)
- Servicio de Urgencias - Ultrasonografia
- Acceso a Neurocirugía
- UCI disponible
- TC cerebral disponible las 24 horas del día
- Servicio de Laboratorio de urgencias las 24 horas del día
- Fisioterapia
- Registro de ictus.
- Acceso rápido y preferente a los hospitales de alta tecnología para la aplicación de técnicas diagnósticas y/o terapéuticas muy específicas.
Es vital que los servicios médicos de emergencia estén integrado con el centro de ictus: debe ser un componente integral de este tipo de Centros.
Tal como se ha comentado previamente, hay suficiente evidencia de estudios individuales y de metaanálisis que apoya la eficacia y eficiencia de la UI en la atención de la fase aguda de los pacientes con ictus.
Aunque estos Centros proveen una alta calidad en la atención a los pacientes, algunos pacientes con formas de ictus complejas, con déficits neurológicos importantes o con enfermedad multiorgánica pueden requerir y beneficiarse de una atención especializada así como de los recursos técnicos no disponibles en este tipo de hospitales.
HOSPITALES DE REFERENCIA PARA EL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DEL ICTUS
Están ubicados en hospitales de alta tecnología o terciarios. Se define como aquel que además de la Unidad de Ictus está dotado con el personal, infraestructura y programas necesarios para diagnosticar y tratar los pacientes con ictus que requieren una atención médica y quirúrgica altamente especializada.
Otras funciones son: actuar como un centro de recursos para otros hospitales de su región, incluyendo los centros primarios de ictus. Esto puede incluir proveer expertos para el manejo de casos particulares, ofrecer guía para la selección de los pacientes, hacer exploraciones diagnósticas o tratamientos a pacientes tratados inicialmente en un centro primario, y ofrecer programas educacionales para otros hospitales y profesionales de la salud en una ciudad o región. El Centro de Ictus de Referencia debe de comunicar periódicamente sus resultados en cuanto a la eficacia y eficiencia de los cuidados administrados a los pacientes con ictus.
Los componentes clave, adaptados de los descritos por Alberts et al de los centros de referencia se pueden dividir en 5 áreas principales:
1. Personal:
a) Coordinador del proceso asistencial: neurólogo experto en enfermedades cerebrovasculares
b) Neurólogos expertos en enfermedades cerebrovasculares
c) Neurocirujanos expertos en tratamiento quirúrgico de enfermedades cerebrovasculares
d) Enfermería especializada en enfermedades cerebrovasculares
e) Cirujanos vasculares
f) Neuroradiólogos diagnósticos g) Médicos expertos en intervencionismo endovascular
h) Intensivistas
i) Médicos rehabilitadores
j) Asistentes/trabajadores sociales
2. Técnicas diagnósticas avanzadas en:
a) Ultrasonografía
b) Neuroimagen cerebral
c) Neuroimagen vascular
d) Neuroimagen funcional
e) Ecocardiografía
3. Terapéuticas quirúrgicas e intervencionistas avanzadas en:
a) Ateromatosis carotídea
b) Aneurismas y malformaciones AV intracraneales
c) Vasoespasmo intracraneal
d) Reperfusión y recanalización intraarteriales
e) Hemorragias intracerebrales
f) Hipertensión intracraneal
g) Cirugía cardiovascular
4. Infraestructura
a) Unidad de Ictus
b) UCI (deseablemente con expertos en cuidados neurológicos)
c) Guardia de Neurología con médicos entrenados en enfermedades cerebrovasculares
24h/7d
d) Cobertura de servicios intervencionistas 24h/7d
e) Registro de ictus
5. Programas educación/investigación
a) Educación comunitaria
b) Prevención comunitaria
c) Educación profesional
d) Educación de los pacientes
e) Programas propios de investigación cerebrovasculares
f) Programa de formación especializada
g) Publicaciones y presentaciones en Congresos en enfermedades
Cada área de salud deberá tener clasificados sus hospitales de acuerdo a la estratificación propuesta, de manera que los protocolos interhospitalarios definan qué enfermo será remitido a qué hospital en función de criterios preestablecidos (características del enfermo y recursos hospitalarios) y esto sea conocido por los servicios de urgencias Extrahospitalarias y por los propios hospitales para derivar convenientemente garantizando la mejor actuación posible en cada caso en concreto.
Esta aproximación permitirá que los pacientes, equipamientos y expertos estén concentrados en hospitales específicos más que extendidos en toda la red. Esto es similar al paradigma utilizado en otras enfermedades complejas que requieren un equipo multidisciplinar (cáncer, grandes quemados, trauma y trasplantes de órganos).
Fuente
_________________
Por su indudable interés, reproducimos el interesante debate protagonizado por reconocidos especialistas en Neurología de nuestro país en relación a la importancia de la existencia de las UNIDADES DE ICTUS, publicado por la revista PUBLICACION MEDICA DE NEUROLOGIA el Martes 20 de marzo de 2012
Los especialistas analizan la situación de las UNIDADES DE ICTUS en tiempos de crisis económica.
Jaime Masjuan, coordinador del Grupo de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN; Blanca Fuentes, coordinadora de la Unidad de Ictus del Hospital La Paz; Sandra Melgarejo, redactora de Publicación Médica de Neurología; José Álvarez Sabín, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Vall d’Hebron, y Ángel Luis Guerrero, vocal de Política Estratégica de la SEN.
Sandra Melgarejo / Imagen:
Diego S. Villasante. Madrid
Los neurólogos defienden que la
eficiencia de estos equipos está basada en la evidencia científica y que
deberían ser uno de los últimos objetos de recorte en cualquier sistema
sanitario público que se precie
La implantación de las unidades de
ictus en España todavía es insuficiente y, sobre todo, desigual. Poder
sobrevivir a un ictus y quedar libre de secuelas depende del lugar donde cada
paciente viva, un hecho muy alejado del principio de equidad que debería
garantizar el Sistema Nacional de Salud. Publicación Médica de Neurología y
la Sociedad Española de Neurología (SEN) han organizado un debate para saber si
la crisis económica está afectando aún más al desarrollo de estas unidades, en
el que han participado Ángel Luis
Guerrero Peral, vocal de Política Estratégica de la SEN; Jaime Masjuan Vallejo, coordinador
del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN; José Álvarez Sabín, jefe del Servicio
de Neurología del Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona, y Blanca Fuentes Gimeno, coordinadora
de la Unidad de Ictus del Hospital Universitario La Paz de Madrid.
¿Cuál es el mapa actual
de las unidades de ictus en España?
Jaime Masjuan: La situación de las unidades de ictus en España varía mucho
entre unas comunidades y otras. Hicimos una encuesta con motivo de la
publicación de la Estrategia Nacional en Ictus en el año 2009 y ha habido muy
poquitos cambios en estos tres años. Hay comunidades autónomas uniprovinciales
donde la organización sanitaria es más fácil, como Navarra y Asturias, con una
muy buena dotación de unidades de ictus que cumplen el estándar que exige la SEN: una cama por cada 100.000 habitantes.
Otra serie de comunidades tienen un alto número de unidades de ictus y están
dando una cobertura muy buena, como Cataluña y Madrid, pero no cumplen el estándar
por su gran cantidad de habitantes. Hay otras que están en una situación
intermedia, como la Comunidad Valenciana o Murcia, que tienen una razonable
dotación de unidades de ictus, pero que no llega a todo el territorio. Y por
último, hay comunidades están por
debajo de lo que se debería exigir, como Andalucía, donde solo hay dos unidades
para ocho millones de habitantes; Galicia, con solo una unidad para las
cuatro provincias; Extremadura, también con una, y Castilla-La Mancha, con solo
una unidad en Albacete para un territorio tan grande.
Blanca Fuentes: Hay una distribución bastante heterogénea de unidades de
ictus en todo el territorio español. Es sorprendente porque, aunque realmente
es un modelo organizativo que ha demostrado ser coste-eficaz desde hace muchos
años, su implantación generalizada está costando mucho, a diferencia, por
ejemplo, de las unidades de cuidados coronarios, que hoy por hoy nadie discute.
Hay que seguir trabajando en su desarrollo.
José Álvarez Sabín: Es curioso que, siendo una medida asistencial que ha
demostrado una alta eficiencia, esté costando tanto implantarla en algunas
comunidades. En otras, su implantación ha significado un desarrollo muy
importante en la mejoría de la tención y de la calidad que estamos ofreciendo a
los pacientes con ictus, con importante impacto en su evolución.
Ángel
Luis Guerrero: Se ha hecho un esfuerzo muy importante
a lo largo de los últimos años y hay que seguir haciéndolo. Creo que todos los
profesionales que trabajan en las unidades de ictus han mostrado trabajar con
calidad y con coste-efectividad, y hay que buscar ese ideal de que, en
cualquier lugar y en cualquier momento, los pacientes tengan el mejor
tratamiento posible.
¿Cómo
está afectando el contexto de crisis económica al desarrollo de las unidades de
ictus en nuestro país?
Ángel
Luis Guerrero: Evidentemente, todo el mundo quiere
hacer recortes y se intenta quitar de aquí y de allá para, más que optimizar,
ajustar gastos. Lo que tenemos que decir los neurólogos es que trabajar bien
siempre es económico y eficaz. Por cada 20 pacientes atendidos en una unidad de
ictus, evitamos una institucionalización. Es decir, que el neurólogo esté
presente y que el paciente reciba el mejor tratamiento posible en el momento en
el que se produce el ictus es económico, aunque haya alguna autoridad sanitaria
que piensa que es gravoso. Trabajar bien es económico y si evitamos muertes,
pérdidas de horas de trabajo, discapacidad e institucionalizaciones, aunque en
el corto plazo parezca que el gasto es mayor.
Jaime
Masjuan: El problema de las unidades de ictus es anterior a
la crisis económica. La crisis arranca en el año 2009, cuando se hizo pública
la Estrategia Nacional de Ictus, y entonces solamente había 38 unidades en todo
el territorio. Probablemente, la crisis ha frenado un poco el desarrollo de la
estrategia y la implantación de estas unidades, pero no es un factor claro para
que no sigan aumentando. Las autoridades sanitarias piensan que tratamiento del
ictus es igual al tratamiento con trombolisis y que cualquier médico lo puede
hacer, y eso es lo que nos está haciendo daño, porque las unidades de ictus
proporcionan un cuidado integral a los pacientes, donde la trombolisis es solo
una parte del tratamiento. El grado de complejidad del tratamiento del ictus
cada vez es mayor y cada vez requiere más superespecialización, ya no hablamos
de neurólogos sino de neurólogos especialistas en ictus, que son los que han
demostrado que van a producir mayor grado de eficiencia y eficacia en el
tratamiento del ictus.
Ángel
Luis Guerrero: Se ha hecho un esfuerzo muy importante
a lo largo de los últimos años y hay que seguir haciéndolo. Creo que todos los
profesionales que trabajan en las unidades de ictus han mostrado trabajar con
calidad y con coste-efectividad, y hay que buscar ese ideal de que, en
cualquier lugar y en cualquier momento, los pacientes tengan el mejor
tratamiento posible.
¿Cómo
está afectando el contexto de crisis económica al desarrollo de las unidades de
ictus en nuestro país?
Ángel
Luis Guerrero: Evidentemente, todo el mundo quiere
hacer recortes y se intenta quitar de aquí y de allá para, más que optimizar,
ajustar gastos. Lo que tenemos que decir los neurólogos es que trabajar bien
siempre es económico y eficaz. Por cada 20 pacientes atendidos en una unidad de
ictus, evitamos una institucionalización. Es decir, que el neurólogo esté
presente y que el paciente reciba el mejor tratamiento posible en el momento en
el que se produce el ictus es económico, aunque haya alguna autoridad sanitaria
que piensa que es gravoso. Trabajar bien es económico y si evitamos muertes,
pérdidas de horas de trabajo, discapacidad e institucionalizaciones, aunque en
el corto plazo parezca que el gasto es mayor.
Jaime
Masjuan: El problema de las unidades de ictus es
anterior a la crisis económica. La crisis arranca en el año 2009, cuando se
hizo pública la Estrategia Nacional de Ictus, y entonces solamente había 38
unidades en todo el territorio.
Probablemente,
la crisis ha frenado un poco el desarrollo de la estrategia y la implantación
de estas unidades, pero no es un factor claro para que no sigan aumentando. Las
autoridades sanitarias piensan que tratamiento del ictus es igual al
tratamiento con trombolisis y que cualquier médico lo puede hacer, y eso es lo
que nos está haciendo daño, porque las unidades de ictus proporcionan un
cuidado integral a los pacientes, donde la trombolisis es solo una parte del
tratamiento. El grado de complejidad del tratamiento del ictus cada vez es
mayor y cada vez requiere más superespecialización, ya no hablamos de
neurólogos sino de neurólogos especialistas en ictus, que son los que han
demostrado que van a producir mayor grado de eficiencia y eficacia en el
tratamiento del ictus.
Desde
que se publicó la estrategia se han abierto algunas unidades de ictus que no
cumplen todos los criterios que deberían: no tienen un neurólogo de guardia las
24 horas ni personal de Enfermería específico. Estamos viendo que se están
creando unidades de ictus, pero al 50 por ciento de los recursos que deberían tener
y eso tampoco es bueno, porque los cuidados no son los mismos. Una unidad de
ictus es eficaz cuando está desarrollada al cien por cien, hay unos mínimos que
debemos garantizar.
José
Álvarez Sabín: En los periodos de crisis se tiene que
ajustar mucho más el gasto en procesos asistenciales y las unidades de ictus
son el mejor ejemplo de modelo coste-eficaz. La crisis es un buen momento para
reflexionar y pensar que la implantación de unidades de ictus es una de las
mejores opciones para mejorar la eficiencia en la atención a los pacientes.
Esto está claramente demostrado porque, allí donde se implantan, se ahorra en
costes de atención, se disminuye la estancia hospitalaria y la
institucionalización tras el alta. Es una de las mejores opciones que tiene el
sistema sanitario para reducir los costes sin perder la calidad. Las unidades
de ictus ofrecen una calidad asistencial que no se puede asegurar de ninguna
otra manera y, si además reducen los costes, es evidente que son una poderosa
arma para los gestores y los políticos.
Blanca
Fuentes: Además de reducir el coste a corto plazo por la
reducción de estancia media, también se reduce a largo plazo porque hay menos
pacientes dependientes al alta y se necesitan menos cuidados institucionales o
en el domicilio. Pero tampoco el coste de su implantación es tan elevado. Una
unidad de ictus no necesita una tecnología de alto nivel, necesita una
monitorización, un neurólogo de presencia, pero no un equipamiento
excesivamente caro y que no justifique su implantación.
Si
la relación coste-eficacia de estas unidades está tan justificada, ¿por qué no
está más extendido su uso?
Jaime
Masjuan: Una de las claves es que, si le preguntan a
cualquier gerente de un hospital que tenga unidad de ictus si la cerraría, la
respuesta, probablemente, es que ni se le ocurriría hacerlo porque sabe que los
resultados están siendo muy buenos. Hay que seguir divulgando el mensaje de que
las unidades de ictus son el mejor tratamiento del ictus porque, si no,
corremos el peligro de que haya comunidades autónomas con una gran velocidad de
crecimiento en la atención a los pacientes con ictus y otras que se están
quedando muy atrás en el desarrollo de las unidades de ictus, y al final va a
haber ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda, como ya está sucediendo.
Esto es una ruleta de la fortuna, como el ictus sucede de modo brusco y a
cualquier hora, tu suerte va a depender de dónde estés.
José
Álvarez Sabín: Es imposible plantearse un intervencionismo
eficaz en una zona en la que no estén bien instauradas las unidades de ictus.
Ángel Luis Guerrero: El mensaje está claro. El momento de crisis puede ser un
momento de oportunidades, de inteligencia y de ingenio. Tenemos que decir a
nuestros gerentes que no se asusten por la factura inmediata y que se den
cuenta de que el hecho de que haya un neurólogo de guardia y que los
tratamientos se pongan de forma óptima disminuye las estancias medias, la
discapacidad, la dependencia y la institucionalización.
Blanca Fuentes: El mensaje también tiene que llegar a las instituciones
dentro de cada comunidad. Cataluña y Madrid tienen un gran apoyo institucional
en el desarrollo de los planes propios de atención al ictus, pero otras
comunidades no y es allí donde se debería insistir.
¿Creen que a la hora de
hacer recortes en algunas comunidades autónomas se está teniendo en cuenta la
relación coste-eficacia?
José Álvarez Sabín: Se tiene que tener en cuenta. Se tienen que buscar aquellos
modelos e intervenciones que sean coste-eficientes, pero que estén basados en
evidencia científica. Los neurólogos vasculares hemos de transmitir a las
instituciones que existe una clarísima evidencia científica de que este es un
modelo coste-eficaz y que está fuera de toda duda que las unidades de ictus
mejoran claramente la atención de estos pacientes. Implantar medidas que no
están basadas en la evidencia científica repercutiría en un coste más
importante y disminuiría de una forma muy clara la calidad asistencial. Sería
lamentable porque España, independientemente de la falta de equidad geográfica
que existe, es uno de los países del mundo en los que se está ofreciendo una
mejor atención a los pacientes con ictus.
Jaime Masjuan: Los neurólogos que nos dedicamos al ictus somos los primeros
que tenemos conciencia del problema económico y somos los que hemos convencido
a ciertas comunidades autónomas de que, por ejemplo, la mejor manera de hacer
el tratamiento intervencionista es que se asocien las unidades de ictus. En
Madrid y en Cataluña hay ejemplos claros de cómo los hospitales se han asociado
para hacer una guardia de intervencionismo dividida por semanas, en lugar de
tener una cada uno, lo que aumentaría el coste. Es una organización muy
compleja., pero que ha conseguido un sistema asistencial mucho más económico.
Blanca
Fuentes: Esto da una idea de cómo estamos
comprometidos los neurólogos en la gestión de nuestros pacientes. Estamos
buscando soluciones y aportando ideas e innovación que transmitimos a las
instituciones.
Ángel
Luis Guerrero: Estamos haciendo algo que científicamente es
muy evidente sobre una patología muy prevalente y muy devastadora. Las unidades
de ictus deberían estar dentro de los últimos posibles objetos de recorte de
cualquier sistema gestor sanitario público que se precie.
¿Qué
se puede hacer para solucionar la situación de inequidad en el acceso
asistencial?
José
Álvarez Sabín: Crear unidades de ictus no es
suficiente, la atención al ictus también se tiene que apoyar en las nuevas
tecnologías de la comunicación para llegar a zonas donde no hay neurólogos. En
este sentido, la telemedicina es un sistema para intentar luchar contra esta
inequidad porque permite aproximar la atención neurológica especializada a
aquellas zonas donde no hay neurólogos. Ya se está trabajando en ello y hay muy
buenos ejemplos. Pero la solución no depende de los neurólogos. Lo que nosotros
podemos hacer es insistir en los beneficios y demostrar que hacemos una
atención de calidad que, además, es eficiente y reduce costes. Tenemos que
pedir a las autoridades sanitarias que hagan posible que esta atención sea
igual para todo el mundo, porque nuestro sistema tiene que velar por una
equidad geográfica que no existe en estos momentos.
Blanca
Fuentes: No solamente hay evidencia científica, sino
que realmente es una demanda social. A principios de los noventa el defensor
del pueblo hizo un informe sobre daño cerebral sobrevenido y ya demandó que
todo paciente con un ictus agudo debía ser atendido en una unidad
especializada. Sin embargo, todavía no hemos llegado a eso.
Jaime Masjuan: La telemedicina es fundamental en aquellos sitios donde no
hay neurólogo porque hay poca población o muy dispersa, o por el problema de la
insularidad. Ese problema se resuelve con una tecnología que cada vez es más
fácil de hacer gracias a internet. Aún así, hay comunidades autónomas que
necesitan más unidades de ictus, porque no es concebible que en Galicia solo
haya una unidad de ictus, o que una ciudad como Sevilla solo tenga una unidad
de ictus, o que Granada, donde hay un equipo que lleva haciendo trombolisis muchos
años, no tenga unidad de ictus. Si no se tiene una red de unidades de ictus, no
se puede avanzar, no se puede hacer ni telemedicina ni intervencionismo y, al
final, hay comunidades autónomas que ofrecen con la mejor calidad asistencial
posible en el ictus a día de hoy y otras que están tratando el ictus igual que
hace 20 años.
¿Las iniciativas para
coordinar la asistencia entre centros y reducir costes han surgido de la propia
iniciativa de los neurólogos?
José Álvarez Sabín: Las alianzas estratégicas permiten hacer accesibles medidas
terapéuticas nuevas como el intervencionismo, y esto es una muestra de gran
generosidad por parte de los especialistas, que colaboran y atienden a los
pacientes sean del hospital que sean.
Jaime Masjuan: Probablemente, este tipo de asociaciones son pioneras en
España. ¿Cuántos equipos de trasplante de guardia hay en España y a cuántos
pacientes tratan? Porque, a lo mejor, haciendo asociaciones entre hospitales se
podrían recortar los gastos de personal de guardia. El dinero que se dedica al
ictus es ínfimo en comparación con los trasplantes. Se producen 120.000 ictus
cada año en España, ¿cuántos trasplantes se hacen y qué recursos se utilizan en
un lado y en otro? El paciente neurológico tiene el mismo derecho que el paciente
con insuficiencia renal.
Blanca
Fuentes: El ictus es la primera causa de muerte en mujeres y
la tercera en varones. Y si uno analiza las curvas de evolución de la
mortalidad y las compara con la cardiopatía isquémica, ve que el avance que
hemos tenido en la reducción de la mortalidad por ictus es espectacular. Esa
reducción es gracias a todo lo que se está haciendo en las unidades de ictus.
Ronda
de conclusiones
Ángel
Luis Guerrero: Las unidades de ictus en la crisis económica deben mantenerse y aumentarse. Los gestores deben tener claro que, en el supuesto de que las cosas se pusieran muy malas, son uno de los últimos temas a recortar.La relación coste-eficiencia de las unidades de ictus está
por encima de muchos otros planes asistenciales establecidos hoy en día en el
sistema sanitario público, y los neurólogos podemos ayudar y explicárselo a los
gestores.
José
Álvarez Sabín: Las épocas de crisis son épocas de
cambios y en las que se ha de procurar corregir aquello que no se ha hecho bien
o que no tiene una evidencia científica. Es el momento de reclamar que la
atención se haga en unidades de ictus, porque van a contribuir a mejorar la
calidad y a reducir los costes. Hay que insistir en defenderlas, de decir que
los pacientes no atendidos en estas unidades están gastando más y están
quedando peor. Lo que se debe hacer es implantar todas las unidades de ictus
que faltan y, cuanto mejor dotadas estén, mucho más eficientes van a ser.
Blanca
Fuentes: Realmente las unidades de ictus son el paradigma de
que la buena organización consigue mejores resultados y disminuye los costes.
Jaime Masjuan: Aquellas comunidades
autónomas que no tienen una buena red asistencial de unidades de ictus deberían
mirar a las que sí la tienen. La demanda social existe y cada vez va a haber
más problemas si un paciente no recibe los cuidados que se le deberían aplicar
por una mala asistencia. Cuando empiecen a aumentar las demandas judiciales,
empezará a calar la de que el ictus es un tratamiento que debe ser bien dotado
económicamente. Las demandas judiciales pueden llegar a ser de 900.000 euros,
un dinero con el que se pueden montar un montón de unidades de ictus.
Fuente
Los datos que a continuación se reflejan no están actualizados ya que
Asturias y la Región de Murcia cuenta con 2 Unidades de Ictus, el Pais Vasco cuenta con 4 y La Rioja recientemente ha creado una
Unidad de Ictus.
PUESTO
|
COMUNIDAD
|
NÚMERO
DE UNIDADES DE ICTUS
|
|
|
|
1
|
Cataluña
|
8
|
2
|
Madrid
|
6
|
3
|
C. Valenciana
|
4
|
4
|
Canarias
|
3
|
5
|
Castilla León
|
3
|
6
|
Andalucía
|
2
|
7
|
Aragón
|
2
|
8
|
Navarra
|
2
|
9
|
País Vasco
|
2
|
10
|
Asturias
|
1
|
11
|
Baleares
|
1
|
12
|
Cantabria
|
1
|
13
|
Castilla la
Mancha
|
1
|
14
|
Extremadura
|
1
|
15
|
Galicia
|
1
|
16
|
Murcia
|
1
|
17
|
La Rioja
|
0
|
|
|
|
|
TOTAL
|
39
|
|
|
Fuente
|
|
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