
El estudio,
realizado en ratones por la escuela de Medicina de la Universidad de Boston,
abre la vía a futuros tratamientos preventivos para la aterosclerosis en determinados
individuos, una enfermedad caracterizada por la formación de placas de ateroma,
compuesta por grasas, colesterol o calcio, dentro de las arterias.
Con el tiempo la
placa se endurece y estrecha las arterias, lo que limita el flujo de sangre
rica en oxígeno y esto puede causar ataque cardíaco o accidentes
cerebrovasculares. A lo largo de la vida, las células sufren daños que en parte
afectan al ADN y se van produciendo mutaciones en los genes, explica el
investigador Vicente Andrés, del Centro Nacional de Investigaciones
Cardiovasculares Carlos III. El investigador señala que algunas de estas se
reparan y otras no, las cuales vamos acumulando. Estas mutaciones se llaman
somáticas y son espontáneas, no heredadas.
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