Financiada por La Marató de TV3 del año 2010, esta investigación se ha publicado en la revista Circulation Research.
Cada año unas 120.000 personas en España sufren un ictus. Se produce uno cada seis minutos. Es la primera causa de mortalidad en mujeres y la segunda en hombres en España, y la principal causa de discapacidad de adultos en el mundo. Hasta el momento, se desconocía qué hace que algunos individuos se recuperen tras sufrirlo mientras que otros padezcan secuelas graves tres meses después.
Cada año unas 120.000 personas en España sufren un ictus. Se produce uno cada seis minutos. Es la primera causa de mortalidad en mujeres y la segunda en hombres en España, y la principal causa de discapacidad de adultos en el mundo. Hasta el momento, se desconocía qué hace que algunos individuos se recuperen tras sufrirlo mientras que otros padezcan secuelas graves tres meses después.
Un estudio liderado por investigadores del Institut Hospital del Mar
d’Investigacions Mèdiques (IMIM) y médicos del Hospital del Mar ha descubierto
que la respuesta se encuentra en PATJ, un gen implicado en las
uniones celulares y muy presente en el tejido nervioso, del que ya se había
visto que estaba relacionado con trastornos del sueño y la obesidad.
Determinadas variantes de este gen condicionan lacapacidad de
recuperación tras sufrir un ictus.
La primera autora del trabajo, Marina Mola-Caminal, junto al coordinador del estudio, Jordi Jiménez Conde, ambos investigadores del IMIM. (Laura Fíguls / ACN) |
Para
realizar este hallazgo, los investigadores llevaron a cabo un estudio con más
de 2000 participantes y en el que han participado 12 centros internacionales.
Se han centrado en estudiar qué ocurría tres meses más tarde con los pacientes
que habían padecido un ictus isquémico, que se produce como consecuencia de la
obstrucción de una arteria cerebral y que representa el 88% de todos los ictus.
Los
exoesqueletos robóticos pueden ayudar a que los pacientes recuperen la
capacidad de andar tras surfrir un ictus. (Institut Guttmann)
Lo
novedoso del estudio es que han hecho un genotipado masivo que les ha aportado
la primera asociación clara entre las variantes del gen y la capacidad de
recuperación tras el ictus. Analizaron más de 5 millones de variantes genéticas
por cada individuo y contaban con una muestra de diferentes poblaciones. Vieron
que el 3% de los pacientes del estudio tenían estas variedades.
Los resultados abren la puerta a poder prever mejor las consecuencias
del ictus y tratar de desarrollar un tratamiento personalizado para mejorar la
recuperación del paciente. “En un futuro, estas variantes se
podrían usar como biomarcadores en el momento del ictus y en función de la
presencia de las variantes de riesgo que tenga cada individuo, personalizar las
estrategias de rehabilitación”, dice en un comunicado de prensa Marina
Mola-Caminal, primera autora del estudio e investigadora del Grupo de
Investigación Neurovascular del IMIM.
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