
Caminar, correr o montar en bicicleta mejoran significativamente el riego
sanguíneo del cerebro, según revela una investigación que han realizado
científicos de la Universidad de Tierras Altas de Nuevo
México, en Las Vegas (Estados
Unidos). El impacto del pie sobre el suelo mientras caminamos o corremos genera
ondas que fluyen a través de las arterias en dirección contraria a la
circulación sanguínea, y se sincronizan con la frecuencia cardíaca y la de los pasos al andar, regulando y
optimizando el riego cerebral.
En el estudio participaron 12 adultos sanos, y los
investigadores calcularon el flujo sanguíneo que
recibían ambos lados de su cerebro mientras caminaban a una velocidad de
un metro por segundo, o simplemente permanecían de pie, empleando para ello
técnicas de ecografía no invasivas, que medían la velocidad de las ondas
sanguíneas a través de la arteria carótida, y el diámetro de las arterias.
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