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sábado, 13 de mayo de 2017

EN REHABILITACIÓN NEUROLÓGICA, ¿CÓMO ELEGIR PROFESIONAL?

OPINIÓN

Cuando nos invade un problema como seres humanos intentamos remediarlo lo más tempranamente posible. Uno de los criterios que utilizamos frecuentemente es la cercanía de los recursos en los que nos podemos apoyar, después analizamos el coste (vamos a echar un vistazo, lo vemos, lo analizamos) y si nos convence nos lo quedamos.
 ¡¡¡¡¡¡ALERTA!!!!!!

Nos olvidamos de que es mucho más importante que la cercanía, el coste y el envoltorio (capacidad orativa, presencia de la clínica o si es guap@ y viste bien el/la terapeuta - que todos sabemos que vende-) la FORMACIÓN.
Cuando tengo un familiar cercano y le da un ictus o sufre un TCE (Traumatismo Craneoencefálico), se que debo ir al hospital y allí estará bien atendido. Pero cuando todo esto termina, existe un vacío en el que muchos sapos se visten de príncipes y te venden hasta un plumas en el caribe. Pero tú, con toda tu buena intención y tu buen hacer, lo compras.
Una de las causas por la que esto ocurre, es porque los tratamientos de larga duración que requieren de profesionales de mi perfil (Neuropsicología) no están integrados en la sanidad pública. Siempre se va a tener que acudir de manera privada, es decir, lo vas a tener que costear de tu bolsillo; esto nos lleva al siguiente problema. Cuando alguien del sector público nos aconseja sobre un servicio privado, pensamos casi de inmediato que hay intereses económicos ocultos, cuestionando su buena profesionalidad, es por ello, que en muchas ocasiones estos sanitarios públicos o bien deciden no decir nada y que sea la propia familia quien elija o, lo tienen prohibido desde más arriba. 
Una de las primeras cosas que debemos mirar, insisto, es la FORMACIÓN. No debemos tener miedo a preguntar por la trayectoria académica y profesional de nuestro terapeuta, el tipo de pacientes que está acostumbrado a ver y los años de experiencia. Debemos indagar qué formación es la que tiene, cuántas horas de prácticas tutorizadas ha recibido (siempre están los contenidos formativos colgados en algún lado de internet-copiamos la titulación exacta y voilá.
Mirad también que sea una entidad grande y pública quien expida el título, en muchas ocasiones se escudan en títulos que no sabemos de dónde aparecen), importantísimo, ya que de los libros a la práctica clínica todo cambia, no es como poner una lavadora, que siempre son los mismos programas. Una persona es diferente a otra con sus particularidades y su experiencia vital, a lo que el terapeuta debe amoldarse como si de un guante se tratase. A mi no se me ocurriría ponerme el zapato del vecino por muy cómodo que a él le parezca, cada zapato se amolda a su dueño, lo mismo con el terapeuta se debe adaptar al paciente.
Una buena intervención desde los inicios garantiza mejoría, si  nos equivocamos en la elección estaremos perdiendo tiempo para poder restablecer los daños y calidad de vida del paciente y de su entorno.
Por último, cuando vamos a una clínica rehabilitadora, por muy bueno que sea el profesional debemos seguir trabajando en casa, no sirve de nada que cuando se termina la hora con el profesional nos demos vacaciones y hasta la próxima. La recuperación será mucho más lenta.

May 13, 2017
Noelia Herrera
Neuropsicóloga

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