Una reciente revisión demuestra que los médicos con relaciones con la industria doblan la posibilidad de un desempeño inadecuado en relación con la prescripción comparado con los profesionales que no tienen dichos vínculos.
Los autores destacan las
limitaciones de la transparencia para abordar el problema y abogan por proteger
a los ciudadanos de las potenciales consecuencia de una mala práctica clínica
prohibiendo los contactos comerciales de los profesionales con la industria y
formándolos específicamente sobre la capacidad de influencia de sus estrategias
publicitarias.
Las
actividades de promoción de la industria, a pesar del cerco regulador en EE.UU,
siguen siendo intensas: en 2012, gastó más de 27 mil millones de
dólares. En Canadá, un sistema de salud más parecido al nuestro, se ha
calculado que las actividades de promoción supusieron una inversión de 30,000
dólares por médico y año.
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