LE RETIRAN A LA MADRE LA PRESTACIÓN QUE LE CONCEDIERON EN
EXTREMADURA
Mercedes Camacho
Ciudad Real
“Te ofrecemos
una ayuda de 0 euros que, o aceptas, o te cerramos el expediente de dependencia
abierto a tu hijo de 7 años. Eso es lo que me ha ofrecido la Junta de
Castilla-La Mancha, que me ha retirado la prestación que me concedieron en
Extremadura por la dedicación exclusiva a mi hijo”.
Quien cuenta así esta dura historia es Sarah Backes, una
joven con dos hijos, uno de 8 meses y otro de 7, que desde que se mudó a vivir
a Fuente El Fresno con su abuela no ha visto otra cosa que puertas que se
cierran para su familia.
Según explicó la madre a Lanza, Christian fue
diagnosticado con tres años y medio, cuando aún vivían en Extremadura, de un
Trastorno del Espectro Autista (TEA), por lo que tras numerosos estudios lo
consideraron como un dependiente de Grado III nivel 1, lo que llevó al Gobierno
extremeño a reconocer que debía ser beneficiaria de una ayuda por el cuidado
que precisaba su hijo las 24 horas del día, y que le concedieron finalmente en
noviembre de 2012.
Sin embargo, su calvario empezó cuando se mudó a
Castilla-La Mancha, concretamente al municipio ciudarrealeño de Fuente El
Fresno.
En ese momento, a Christian se le sometió a nuevas
revisiones que provocaron un incremento en su grado de minusvalía del 49 al
54%, “por lo que el técnico nos dijo que seguramente le concederían el Grado
III, ya que con la nueva legislación el nivel había desaparecido”.
La sorpresa para Sarah llegó con la carta que le remiten
desde la Consejería de Sanidad y Asuntos Sociales en la que le retiran la ayuda
por cuidado del menor gran dependiente y se le concede una vinculada al
servicio, es decir, para comprar medicamentos, pañales o cualquier otra cosa
necesaria para el cuidado del niño que luego ha de justificar hasta el máximo
por el que se concede esa ayuda.
“Sin embargo, como si de una broma se tratara, porque aún
no doy crédito, el importe máximo que debo justificar es de 0 euros. Han dejado
a mi hijo sin ningún tipo de ayuda pese a que necesita atención las 24 horas y,
además, me dijeron que o aceptaba la resolución o se cerraba su expediente de
dependencia, con lo que eso supondría de tener que abrir otro y volver a pasar
por meses y años para realizar nuevos informes”.
Backes, que presentó un escrito en la Junta nada más
recibir la comunicación y no ha recibido ninguna respuesta tres meses después,
vive en la actualidad con su abuela, discapacitada física y con una pensión de
598 euros, de las que sólo 100 se van en comprar la alimentación del bebé.
Sarah Backes no puede trabajar porque necesita cuidar al
pequeño todo el día, no lo puede dejar con su abuela. “Yo estoy deseando trabajar,
y estaría encantada si me mandaran a alguien que lo cuidara mientras yo lo
hago, porque así no se puede vivir. Mi pareja, incluso, se ha tenido que ir a
vivir a casa de sus padres porque no podemos comer todos con la pensión”.
Sarah recuerda que no están pidiendo ninguna “limosna”
sino lo que le corresponde a su hijo y lo que tiene reconocido por ley. “Pero
parece que la gente que no aportamos nada al Estado, porque estamos en paro, no
les servimos”, asegura esta mujer que ha visto cómo se le cerraban otras
puertas como la de acceder a algún plan de empleo del Ayuntamiento porque no
lleva todavía un año empadronada, pese a la crítica situación que vive su
familia.
Vigilancia constante
Christian, considerado como gran dependiente por el
Gobierno de Cospedal, tiene que seguir en la actualidad una dieta especial y
equilibrada porque es un niño que pesa 50 kilos.
Además, no puede comer solo y hay que vigilarle
atentamente durante las comidas porque tiene las amígdalas más gruesas de lo
normal y puede atragantarse e incluso ahogarse; y no sabe vestirse ni ir al
baño. “Tenemos tres informes realizados por numerosos especialistas, algunos
muy exhaustivos de más de 100 páginas, que revelan que mi hijo tiene la
movilidad de un niño de tres años, por lo que, por ejemplo, no puede subir ni
bajar las escaleras solo”, explica la madre.
Y en el aspecto de desarrollo mental y emocional, los
informes revelan que el pequeño tiene una consciencia de un niño de 26 meses,
“de forma que no puedes dejarle, por ejemplo, que se acerque a una ventana o
sin ir de la mano por la calle porque no es consciente del peligro de caerse o
de cruzar y que venga un coche”.
Esta situación hace que Christian necesite vigilancia las
24 horas del día, una vigilancia y cuidado que desde hace 4 años le dispensa su
madre noche y día.
Fuente:
No hay comentarios:
Publicar un comentario