06 diciembre 2014 by nmurcia
Donald Berwick es uno de los pensadores e investigadores
más importantes del mundo sobre sistemas de salud. En este reciente Editorial del JAMA pega un puñetazo en la mesa contra la confiscación
de un bien común como es la salud por parte de los intereses creados y se
pregunta “¿Cómo puede emerger una acción colectiva productiva, imprescindible
para que una sociedad tenga éxito, si la propia democracia protege la
libertad de las diferentes facciones que la dividen?”
“La atención sanitaria es la zona cero de este problema…
La atención sanitaria supone una sexta parte de la economía estadounidense y
distorsiona el futuro económico y político de la nación” afirma Berwick.
A propósito de su
experiencia como candidato a gobernador de Massachusetts cuenta cómo ha sido
consciente de los perniciosos efectos sociales que los inclementes presupuestos
que consume la industria de la salud están teniendo para el bienestar de la
población:
“El presupuesto
estatal de Massachusetts ofrece un ejemplo de este problema. Entre 2001 y 2014,
el apoyo gubernamental para casi todas las categorías presupuestarias se
redujo sustancialmente en términos reales. La educación superior pública: un
26%. La educación de la primera infancia: un 28%. La ayuda local: un 44%.
Parques y espacios de ocio: un 43%. Mientras tanto, los gastos públicos en
atención a la salud aumentaron un 63%”
Para Berwick esto
supone una verdadera confiscación por parte de la industria de la salud de
las oportunidades para el crecimiento y el éxito en otros sectores. La única defensa posible de esta
confiscación sería que la salud fuera crucial y sus actuales presupuestos los
necesarios para mantenerla. Sin embargo, lamentablemente esto no es
así: “No existe ninguna relación entre gastos en atención médica y resultados
en salud”. Y continua: “El sistema de salud en los Estados Unidos se acaba
llevando el dinero, no porque sea necesario para avanzar en los intereses de la
nación, sino simplemente porque puede”.
Para
solucionar esta confiscación de los presupuestos, los defensores del
mercado siguen aludiendo al mito de la mano invisible “pero es tan
probable que solucionen el lío de la atención sanitaria como que se comprometan
con la limpieza del aire o la educación de la ciudadanía”.
Entonces, ¿qué hacer ?
Berwick apuesta más por soluciones
locales o regionales que nacionales ya que la política nacional está
demasiado determinada por los intereses creados e inhabilitada para apostar por
“objetivos necesariamente audaces, el diálogo sistemático y la solución de
problemas cooperativos”
Pero incluso esto no
es suficiente. Las condiciones para poder gestionar adecuadamente un bien común
como la salud se encuentran muy alejadas en un sistema que ha estado
décadas preservado su propio interés. Berwick solo ve posible agitar las anquilosadas
estructuras a través de “algo más grande y fuerte”:
“Este es
el momento para la movilización; no sólo la movilización intelectual de los
proyectos comunitarios inteligentes sino también la movilización política que
puso fin a la guerra de Vietnam, comenzó la lucha por los derechos civiles,
originó el moderno feminismo y puso las bases del largo camino hacia la
igualdad de derechos”
Y ¿Quién puede agitar
las estructuras? No va a ser el propio sistema de salud “demasiado grande para
cambiarse a si mismo”. El cambio
requerirá: “la voluntad política colectiva de los afectados por la
confiscación: los trabajadores que quieren proteger a sus familias, los
emprendedores que quieren sobrevivir en una economía competitiva, los
ciudadanos informados que quieren salud y no solo procedimientos y los
profesionales que desean un trabajo que añada significado a sus vidas”.
Fuente
http://www.nogracias.eu/2014/12/06/la-reforma-del-sistema-de-salud-de-la-confiscacion-la-movilizacion/
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