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viernes, 15 de enero de 2016

TENER SALUD

Las vitaminas que recomiendo a mi madre

A ver, Juan, dime qué es lo que tengo que tomar”. 


A todas las personas que me plantean esta pregunta (entre ellas mi madre) les recomiendo un complejo de vitamina D3 y vitamina K2



¿Por qué? Porque queremos evitar a los que apreciamos… 


·      …encontrarse tirado en el suelo de la cocina tras un infarto cerebral. 
·      …verse en una ambulancia, con la sirena a toda pastilla, con las arterias del corazón obstruidas. 
·      …acabar su vida en una silla de ruedas o postrado en una cama de hospital porque tiene los huesos tan frágiles que la cadera o la muñeca se rompen como el cristal de Bohemia. 
·      …o incluso sufrir dolores insoportables derivados de un cáncer. 

Por eso es tan importante tomar vitamina D3 y vitamina K2 que, sin por supuesto representar una protección total, reducen de manera significativa todos y cada uno de estos riesgos, más que cualquier otra sustancia, ya sea natural o no. 

El dúo básico de los complementos nutricionales

La vitamina D3 y la vitamina K2 forman el dúo básico de los complementos nutricionales, por encima incluso de los omega 3, el magnesio, las multivitaminas y los probióticos.
Por supuesto, estoy hablando de un complemento nutricional generalista, que nos interesa a todos. 

Después, sobre el terreno, en función de las necesidades y el estado concreto de salud, cada uno adopta una estrategia diferenciada, con productos especiales para el cerebro, el corazón, el sistema inmunitario, las articulaciones, la próstata, etc. 
Pero el tronco común sigue siendo vitamina D3 con vitamina K2. 



Carencia de vitamina D: un aumento del 57 % en el riesgo de muerte prematura

La vitamina D3 es la forma más asimilable de la vitamina D. 

Un amplio estudio publicado en junio de 2014 en el British Medical Journal indicaba que unas tasas bajas de vitamina D están ligadas a un aumento de la mortalidad del 57 % sumadas todas las causas. (1) 
Según un estudio elaborado por tres especialistas en la vitamina D (WB Grant, CF Garland y MF Holick), tan sólo en Gran Bretaña habría 22.000 fallecimientos por cáncer menos todos los años si la población tuviera una mejor tasa de vitamina D. 
Estamos hablando de que en el mundo entero podrían salvarse millones de vidas todos los años. 
En efecto, un buen aporte de vitamina D reduce la mortalidad a todos los niveles (o casi). 
Si pasa del estado de carencia (menos de 10 ng de vitamina D por mL de sangre) al estado óptimo (entre 50 y 75 ng/mL), obtendrá los efectos siguientes: 

  • ·      un descenso del 50 % en el riesgo de padecer un infarto. 
  • ·      un descenso del 80 % en el riesgo de tener esclerosis múltiple. 
  • ·      un descenso del 83 % en el riesgo de contraer una gripe. 
  • ·      un descenso del 50 % en el riesgo de padecer fracturas y osteoporosis. 
  • ·      un descenso del 71 % en el riesgo de tener diabetes tipo 1. 
  • ·      un descenso del 83 % en el riesgo de sufrir cáncer de mama. 
  • ·      un descenso del 80 % en el riesgo de cáncer de colon. 
  • ·      un descenso del 50 % en el riesgo de leucemia. 
  • ·      un descenso de entre el 65 y el 75 % en el riesgo de cáncer de páncreas, de vejiga y de riñón. 
  • ·      un descenso del 63 % en el riesgo de padecer asma. (2) 
Todo esto con una simple vitamina, que no cuesta más que unos pocos céntimos al día. 

La mayoría de la gente tiene insuficiencia de vitamina D

Aunque es un problema más grave en los países más fríos y oscuros, en España, pese a tener un clima en principio propicio para que nuestro organismo pueda producir una adecuada síntesis de vitamina D por exposición solar, el déficit de vitamina D entra dentro de lo alarmante. Evidentemente, se produce una importante variación en el nivel de vitamina D entre los meses de poco sol y los de mucho sol, pero en estos segundos no llega a normalizarse el nivel de vitamina D después de los primeros. 
Hay estudios concretos que confirman que la población española también sufre déficit de vitamina D, y cuya conclusión es que en áreas geográficas variadas y en distintos tramos de edad, la población española, pese a vivir en un país bañado por el sol, tiene déficit de esa vitamina. (3) (4) (5) 

La vitamina D es rara en la alimentación; el principal aporte procede en principio de la piel, que la fabrica bajo el efecto de los rayos solares UVB, pero para ello hay que exponerse lo suficiente al sol todos los días.
Por desgracia, hoy en día la mayor parte de los occidentales pasa la mayoría del tiempo en casa, en la oficina, en el coche, en centros comerciales… 
El resultado es un gran déficit, que tan sólo se puede compensar tomando a diario un complemento de vitamina D, en forma de aceite o de comprimidos. 


La mejor forma de vitamina D

No obstante, hay que ser cauto a la hora de decantarse por una forma u otra de la vitamina D, puesto que la vitamina D3 que entra en el sistema circulatorio es más eficaz que la vitamina D2. (6) (7) 

En cuanto a la dosis, los especialistas recomiendan en general de 2.000 UI (unidades internacionales) a 6.000 UI al día en los adultos y entre 500 y 2.000 UI al día para los niños (en función de la edad). 
A este nivel no existe riesgo de intoxicación, y es que nunca se ha observado toxicidad con dosis inferiores a las 40.000 UI al día, y eso tomándola durante varios años. 
Pero es fundamental completarla con vitamina K2, cuyos beneficios va a ver que también son igual de impresionantes. La combinación de ambas permite llegar todavía más lejos al crear una sinergia contra las enfermedades más graves. 

Esta vitamina fija el calcio en los huesos, no en las arterias.
La vitamina K2 es una vitamina extraordinaria, que le protege contra dos de las principales causas de hospitalización y fallecimiento: 
el riesgo de enfermedad cardiaca (cardiopatía hipertensiva, infarto y accidente cerebro vascular). 
el riesgo de fracturas. 
De hecho, la vitamina K2 actúa como un guía-acompañante del calcio en el organismo. 

La idea de que el calcio que absorbe se va a fijar en los huesos es uno de los mitos más arraigados y más peligrosos en el campo de la salud. En realidad, el calcio alimentario no tiene ninguna razón para querer penetrar en los huesos. 
Lo que suele hacer a menudo es mucho más simple: entra en la sangre y luego se deposita en las arterias. Ahí, se une al colesterol, a las plaquetas de la sangre, al hierro y a otros componentes para formar una placa cada vez más rígida. Las arterias se endurecen (arterioesclerosis) incrementándose el riesgo de sufrir un accidente vascular que ocluya completamente la luz de las arterias, provocando secundariamente un infarto o un ictus. 

Juan-M. Dupuis 

Leer más y Fuente:
http://www.saludnutricionbienestar.com/tener-salud-eletter/?utm_source=Email&utm_medium=tener-salud-editorial&utm_content=eletter-arriba&utm_campaign=201512-Q-vitD3K2
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