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miércoles, 28 de febrero de 2018

NUEVA INTERFAZ CEREBRO-MÁQUINA PARA RESTAURAR LA FUNCIONALIDAD DE LAS MANOS

Los resultados de una investigación sugieren que una interfaz cerebro-máquina que combine una adecuada estimulación cerebral con un dispositivo robótico capaz de controlar el movimiento de las manos podría ayudar a restaurar la funcionalidad de estas extremidades en pacientes que han sufrido un ictus.
En los experimentos realizados, los científicos pidieron a los participantes que se imaginaran abriendo la mano sin efectuar en realidad movimiento alguno, mientras dicha mano se colocaba en un dispositivo que abría y cerraba sus dedos de forma pasiva, a medida que recibía las señales idóneas procedentes de su actividad cerebral. Los investigadores comprobaron que al estimular el área de la corteza motora implicada en el movimiento de la mano, si dicha estimulación se realizaba al mismo tiempo (no después) que el dispositivo robótico iniciaba el movimiento, se incrementaba la fuerza de la señal neural, muy probablemente gracias al aprovechamiento de la potencia de procesamiento de neuronas adicionales en el tracto corticoespinal. Correspondientemente, la señal se debilitaba cuando no se pedía a los participantes que se imaginasen moviendo la mano.
Por ello, los autores creen que conseguir una estimulación cerebral y una realimentación motora robótica simultáneamente durante la rehabilitación podría ser beneficioso para pacientes que han perdido capacidad de control muscular voluntario.
Leer más y fuente:

https://www.neurologia.com/noticia/6598/nueva-interfaz-cerebro-maquina-para-restaurar-la-funcionalidad-de-las-manos

 OBSERVACIÓN: El contenido de la información ha sido obtenida mediante un sistema de búsqueda en Internet. Su titularidad corresponde a la Web de origen salvo lo dispuesto en la misma. Cualquier, comentario, duda, aclaración o errata que observe le rogamos nos lo comunique a través de sosictus@gmail.com. Gracias 

martes, 27 de febrero de 2018

¿BOTULINA PARA LA ESPASTICIDAD?

Opinión 

Dr. Valerio Sarmati

El argumento “botulina” o “botox”, tiene una importancia fundamental cuando se habla de ictus y rehabilitación post – ictus.
En estos últimos años nos hemos acostumbrado a escuchar hablar de botulina o Toxina Botilínica en relación a la medicina estética, aprendiendo incluso a reconocer entre las estrellas de la televisión quién lo usa y quién no, a través de la característica común de la rigidez de la cara y la dificultad de reproducir determinadas expresiones y mímicas. Esto sucede porque, para alisar las arrugas, se paralizan algunos grupos musculares a través de la toxina de la botulina.

¿Por qué se hace uso de botulina en caso de ACV?

Debes saber que luego de un ictus o accidente cerebrovascular, nuestro organismo pone en marcha diversos mecanismos de reorganización para superar el evento patológico; propiedad ésta que nos confirma la perfección de la naturaleza, que nunca hace algo por casualidad.
En el caso específico del ictus o ACV, con frecuencia nos encontramos frente a graves problemas de movimiento, que inician con una parálisis de una mitad del cuerpo y usualmente continúan con un progresivo entumecimiento de algunos grupos musculares. Este último fenómeno tiene el nombre de espasticidad muscular.
La espasticidad y el evidente obstáculo para el movimiento determinado por esta severa rigidez muscular, han llevado a la necesidad de buscar intervenciones curativas con la capacidad de permitir al paciente hemipléjico nuevas posibilidades de movimiento. A causa de esta necesidad, el personal sanitario, las estructuras hospitalarias y las rehabilitativas, ponen a pacientes y familiares frente a la posibilidad de recurrir a la toxina botulínica o botulina.
En las siguientes líneas propondré mi punto de vista en relación a la botulina, basado en las experiencias concretas de todos los pacientes que he tratado en estos años y en la racionalidad de las motivaciones que se esconden detrás de la decisión de si usarlo o no.

¿Es inevitable la espasticidad después del ictus?

La espasticidad muscular no es un efecto inevitable del ACV o ictus cerebral, más bien es una predisposición que se hace evidente y grave por experiencias de rehabilitación inadecuadas.
En líneas generales, inmediatamente después del ictus aparece una condición muscular definitivamente diferente a la del músculo hipertónico, que consiste en una fase definida flácida. Por el fenómeno de la diasquisis, en esta primera fase sucesiva al daño cerebral nuestro organismo pone en descanso muchas más estructuras nerviosas de las que han sido dañadas, como para defenderse de la entrada de informaciones que en ese momento no estaría en capacidad de manejar.
Es por ello que inmediatamente después del ictus el paciente hemipléjico se encuentra con frecuencia en cama, con severas dificultades de movimiento. Solamente después aparecen pequeños movimientos y rigidez muscular, y esto sucede porque el organismo empieza a “despertar” aquellos circuitos que había apagado al inicio. Los primeros circuitos que son desinhibidos son los más simples, para luego pasar poco a poco a los circuitos más complejos.

En materia de movimientos, los circuitos más sencillos corresponden a reflejos musculares. Por este motivo, los primeros movimientos están generalmente acompañados por los reflejos o forman parte de “esquemas sinérgicos”. Para ser más preciso, un ejemplo de esquema sinérgico es aquel que pueden ver en el brazo y la mano cuando el paciente hemipléjico se está esforzando en un movimiento: los dedos y la mano se cierran, la muñeca se flexiona, el codo se dobla y el hombro acerca el brazo al busto. Si estos movimientos, sin embargo, son estimulados y reforzados, se corre el riesgo de que no permitan el acceso a movimientos más elaborados, compuestos por circuitos menos simples y más articulados; además se estructuran, dejando pocas posibilidades al paciente de modificar esta posición de la extremidad, característica definida también como triple flexión, sobretodo después de algunos meses de rehabilitación parcial dirigida solamente a los músculos y a las articulaciones sin considerar la lesión cerebral, o sea, el problema real del ACV.
Por este motivo podemos decir que la espasticidad y la condición de rigidez del paciente hemipléjico no son una consecuencia necesaria causada por el ictus, sino que son inducidas por una rehabilitación cuantitativa y tosca.
Primera contradicción.Personalmente creo que se trata de un contrasentido actuar ya desde los días sucesivos al ACV a través de decisiones que producen y vuelven siempre más severa la espasticidad del paciente, y luego proponer paralizar los músculos entumecidos por medio de la botulina. El sentido común llevaría a pensar en actuar desde el principio por respeto a los procesos de recuperación de nuestro organismo, dirigiendo los tiempos de acuerdo a las posibilidades del paciente, por ejemplo no enfocando inmediatamente sobre la autonomía del caminar si aún no han sido recuperados algunos de los pre-requisitos fundamentales de su parte.

Otras contradicciones.

La lista de contrasentidos cuando estamos frente al tema de la botulina es muy larga. Otro ejemplo de contrasentido está dado por el hecho de que la recuperación de la autonomía del paciente hemipléjico pasa a través de la recuperación del movimiento y la toxina botulínica actúa mediante la parálisis de los músculos.
Es conocido que el efecto de la botulina, en caso de que se manifieste, es momentáneo; a veces, en efecto, es requerido un nuevo tratamiento luego de dos o tres meses. Esto sucede porque la parálisis del músculo a causa de la botulina se realiza a través de la destrucción de las uniones entre el nervio y el músculo; una vez que hayan sido destruidos los enlaces entre nervio y músculo, las fibras musculares denervadas aparecen lógicamente relajadas y no tensas.
La nueva rigidez del músculo después de pocos meses se debe a las magníficas capacidades reparadoras de nuestro sistema que, dándose cuenta de la privación de las uniones neuro-musculares, las reproduce nuevamente, esta vez, lamentablemente desplazadas sobre la base de las posibilidades actuales del movimiento y, por ende, frecuentemente escasas y desorganizadas.

Botulina: cui prodest?

Este artículo se basa exclusivamente en la experiencia clínica acumulada en estos años, durante los cuales he podido recolectar las experiencias de centenares de pacientes golpeados por un ictus o accidente cerebrovascular que se han sometido al tratamiento con toxina botulínica.
Hasta el día de hoy no ha existido un solo paciente que me haya dicho que ha sido beneficiado por la botulina, o que se haya verificado el motivo por el cual se había sometido a ella; o sea, aflojar las tensiones de algunos grupos de músculos espásticos para permitir la recuperación del movimiento de otros.
Además, en presencia de estos casos siempre encontré más dificultad en la gestión de la recuperación de las zonas sometidas a la botulina, tanto, que cada vez que encuentro por primera vez un paciente hemipléjico le pregunto si había hecho uso de botulina en el pasado y cuando la respuesta es afirmativa, esto para mí representa un elemento negativo para la previsión de recuperación de la zona tratada.
La pregunta que se me ocurre hacer es “cui prodest?”. Se trata de una expresión latina que significa: “¿a quién beneficia?”.
Si un simple rehabilitador como yo, se da cuenta de la ineficacia de la botulina y con frecuencia también de sus efectos negativos, también deberían hacer lo mismo los especialistas que lo aplican a los pacientes cada tres o cuatro meses, hasta cuando ni siquiera se notan los efectos temporales.
Si un fármaco que tiene un costo de algunos cientos de euros, y que representa además un gasto inútil para el sistema sanitario nacional, también en términos de falta de recuperación, no beneficia al paciente, aún cuando la respuesta es obvia, me pregunto, sin embargo: cui prodest?
Aquí encuentras nuestra newsletter donde cada día alrededor de 20, entre pacientes, familiares y profesionales, se inscriben para recibir gratis otros contenidos especiales sobre el ictus cerebral y su recuperación.- El primer reporte será “10 cosas que debes conocer sobre el ictus”.

LA CONTAMINACIÓN PUEDE AUMENTAR EL RIESGO DE QUE SUFRAS UN ICTUS

Una reciente investigación ha demostrado que la exposición a la contaminación puede aumentar la tasa de ictus, de forma mucho más rápida de lo que esperábamos.

Publicado por Miguel Paredes en Ciencia el 26/02/2018
Sabemos que la contaminación es perjudicial para nuestra salud, pero todavía existen muchas incógnitas acerca de los daños que esta puede provocarnos. Los científicos siguen investigando, y gracias a ellos podemos descubrir hechos tan sorprendentes como que la contaminación es capaz de afectar a nuestra salud mental.

Su efecto sobre los sistemas cardiovascular y respiratorio son algunos de los más conocidos, pero aun así, existen estructuras que pueden ser muy vulnerables, y sobre las que tenemos menos información. A continuación, hablaremos de un reciente estudio que ha demostrado una de esas consecuencias menos conocidas.
La investigación, que ha sido publicada en la revista Environmental Research, fue realizada por el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) y el Instituto de Salud Global Barcelona (ISGlobal). Según los datos que han obtenido, la exposición al carbón negro, que surge de la combustión, podría aumentar el riesgo de sufrir un ictus hasta en un 20%. Estos hechos, además, tendrían lugar a corto plazo.
Leer más y fuente:

* A modo de comentario:

España es el país de Europa con más horas de sol y todavía sigue manteniendo Centrales térmicas de carbón y combinadas con gasoil.

 OBSERVACIÓN: El contenido de la información ha sido obtenida mediante un sistema de búsqueda en Internet. Su titularidad corresponde a la Web de origen salvo lo dispuesto en la misma. Cualquier, comentario, duda, aclaración o errata que observe le rogamos nos lo comunique a través de sosictus@gmail.com. Gracias