Si pierdes fuerza o sensibilidad
en la mitad del cuerpo. Si tu visión se vuelve borrosa, o incluso la pierdes
repentinamente. Si no entiendes lo que te dicen o no consigues hacerte
entender. O si sientes un dolor de cabeza muy intenso y repentino. Cualquiera
de estos síntomas indican que, probablemente, estés teniendo un accidente cerebrovascular.
Lo único que hay que hacer en estos casos es llamar al 112 y pedir una
ambulancia, indicando que se trata de un ictus.
Por desconocimiento, a veces se
toman otras (malas) decisiones. Os contamos cuatro cosas que nunca hay que
hacer en caso de ictus:
1) Esperar para ir al hospital o
decir “ya se me pasará”.
Algunas personas que están pasando
por un ictus no terminan de identificar la gravedad de los síntomas y piensan
que con el tiempo pueden remitir. En el caso del ictus, el tiempo es vida y
cerebro, por lo que es importantísimo actuar rápido. Si el ictus se trata antes
de cuatro horas, habrá más posibilidades de lograr una buena recuperación.
2) Tomar aspirinas u otras
medicinas.
Las aspirinas no mitigarán el
dolor de cabeza y mucho menos detendrán el ictus. Un accidente cerebrovascular
necesita una intervención urgente y especializada que si se realiza en una Unidad de
Ictus tendrá más posibilidades de disminuir el daño cerebral
resultante. No lo dudes, y antes de medicarte llama al 112 para que te
trasladen al hospital.
3) Ir al hospital en coche.
Si ves que alguien está teniendo
un ictus, llevarle en coche al hospital, aunque sea de emergencia, puede hacer que
se pierda un tiempo vital. La ambulancia es el camino más rápido a la atención
médica, por velocidad en cubrir el trayecto y porque ya en el vehículo se
estarán tomando las primeras medidas para mitigar la lesión; al tiempo que se
avisa al equipo del hospital para recibir al paciente.
4) Pensar que eres demasiado joven
para tener un ictus.
Es cierto que el ictus afecta
principalmente a los más mayores pero la verdad es que se puede tener un ictus
a cualquier edad. Incluso el estilo de vida actual está haciendo que crezca la
incidencia entre edades más jóvenes. Además de los factores de riesgo
habituales (tensión, colesterol, diabetes…) hay más causas de ictus: como
alguna malformación congenética o problemas del corazón no diagnosticados,
entre otras.
Así que, para ti, que eres joven,
si los síntomas se parecen a los de un ictus, lo más seguro es que sea un
ictus. ¡Llama al 112!
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