15 Octubre, 2014
El ictus, lesión en el cerebro u
otras estructuras dentro del cráneo por obstrucción o rotura arterial,
constituye un importante problema de salud siendo la quinta causa de muerte en
los hombres y la tercera causa de muerte en las mujeres en la mayoría de los
países de nuestro entorno. Aunque el número de casos de ictus está
disminuyendo, gracias a la mejora en la prevención y tratamiento de los
principales factores de riesgo cardiovascular (obesidad, diabetes,
hipertensión, tabaquismo e hipercolesterolemia) y la mejora en la implantación
de hábitos de vida más saludables, esta mejoría se ha podido constatar que es
menor en las mujeres.
Las mujeres comparten con los
hombres los mismos riesgos que conducen a un ictus pero deben sumarle otros
relacionados con el sexo. Así, la utilización de tratamientos hormonales, como
anticonceptivos orales o suplementos hormonales en la menopausia, la salud
reproductiva y el embarazo (más si se asocia a preeclampsia), aumentan este
riesgo. Y, además, existen otras condiciones clínicas que también lo aumentan y
son más frecuentes en las mujeres, como son la migraña con aura, obesidad,
síndrome metabólico o fibrilación auricular.
Por todo ello, las Asociaciones
Americanas de Cardiología y del Ictus han publicado recientemente una guía
específica para la prevención y control de todos los factores de riesgo que
pueda servir de apoyo a todos los profesionales. En ella se describen una serie
de recomendaciones con la mejor evidencia existente en el momento actual en
cuanto a actividades preventivas, diagnósticas y terapéuticas, que permiten un
mejor control de todos estos factores de riesgo, intentado con ello disminuir
el número de casos nuevos y las secuelas que de ellos se derivan.
Esta guía permite incidir en todos
los factores de riesgo bien conocidos, si bien también hace constar que todavía
existen otros factores por investigar, que, con relativo poco esfuerzo tanto de
los profesionales sanitarios como de las propias pacientes, pueden mejorar la
calidad de vida de las mujeres previniendo, en la medida de lo posible, el
número de casos nuevos de ictus.
Por la importancia sociosanitaria
que conlleva este problema de salud merece la pena que tanto los profesionales
sanitarios como las propias pacientes tomen una actitud más activa que permita
detectar y controlar todos los posibles factores de riesgo. También en estos
procesos merece la pena que todos realicemos una discriminación positiva
respecto a las mujeres.
Jesús Castillo
Coordinador del Grupo de Trabajo
de Neurología de la semFYC
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