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sábado, 19 de julio de 2014

UNOS 3.000 ARAGONESES INGRESAN CADA AÑO EN HOSPITALES TRAS SUFRIR UN ICTUS

El Salud impulsó en el año 2009 un plan de atención y tratamiento para esta enfermedad, que ha conseguido reducir la mortalidad en la Comunidad de un 45% a un 30,5%

El ictus continúa siendo la segunda causa de muerte de los aragoneses, y la primera en la mujer. Las estadísticas revelan que 3.000 personas ingresan cada año en hospitales de la Comunidad para ser tratados de esta enfermedad cerebrovascular. Ante esta realidad, el Servicio Aragonés de Salud impulsó en el año 2009 un Plan de Atención del Ictus, con protocolos de actuación concretos y con el que se ha conseguido reducir la mortalidad de un 45% a un 30,5% en cinco años. 

Uno de los aspectos fundamentales del ictus es tratarlo con rapidez sin embargo, una de las cuestiones a las que se enfrentan los médicos es que poca gente conoce cómo se manifiesta y por qué se produce. El ictus es similar a un infarto del corazón, pero en el cerebro. Afecta a los vasos  (rompiéndose u obstruyéndose), que le suministran sangre. Entre los síntomas de alerta más comunes, destacan la pérdida de fuerza en alguna parte del cuerpo, dificultad para hablar, dolor de cabeza de inicio súbito, sensación de vértigo intenso...

Ante la aparición de alguna de estas señales de alarma, es fundamental dirigirse a uno de los centros sanitarios de la Comunidad para ser tratado cuanto antes. De hecho, el Plan de Atención del Ictus se puso objetivo la implantación del tratamiento del ictus (fibriniolisis –para intentar despejar las venas–) en todos los sectores de Aragón en un tiempo máximo de cuatro horas y media. 

¿Pero cómo se ha logrado tratar a los pacientes independientemente de dónde se viva y a pesar de la dispersión geográfica que hay en Aragón? El neurólogo del Hospital Miguel Servet Javier Marta destaca que lo que se ha conseguido es acercar al especialista a todos los rincones de Aragón durante las 24 horas del díaCon un sistema de vídeoconferencia, que comúnmente se ha denominado teleictus, todos los centros alejados pueden conectar con los  hospitales donde hay neurólogos de guardia, que diagnostican y seleccionan los pacientes que pueden ser tratados en el lugar de origen.«Buscábamos reducir la mortalidad y las secuelas. Para ello, teníamos que conseguir la equidad del sistema. Que todos los aragoneses recibieran la misma atención», subraya Marta. 

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