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viernes, 4 de diciembre de 2015

MICRORRELATOS

Posted: 17 Jan 2016 01:28 PM PST

Las fiestas se dejarán de santificar cuando así lo decidan los mercados. De momento parece que las ventas van bien y no está la cosa amenazada pero, nunca se sabe, esto puede cambiar. Lo cierto es que unos cuantos hace ya tiempo se quedaron sin domingos de asueto con jornadas laborales continuas de incontables horas semanales. Los pueden ver en tiendas que no cierran o en oficinas que no apagan sus luces. No tengo los datos pero parece que cada vez hay más. La secularización de las sociedades avanzadas no entiende de milongas y el dios dinero es realmente expedito, gusta de rentabilizar cada proceso y no atiende a razones fuera de los balances. Una de las ventajas de las viejas religiones era que reservaban un día semanal para el descanso, pero es ya poco lo que queda de ellas y estos detalles también van cayendo en olvido. Lo más probable es que nos aboquemos a la semana laboral completa y los comercios tiendan a mantenerse abiertos noche y día para que se pueda consumir cuando se pueda. No sé si el cuerpo aguantará pero lo que sí tengo claro es que donde manda capitán no manda marinero y en este barco las cosas están cambiando a una velocidad de vértigo.

Relato dominical: Olvidado de sí mismo.


Había pasado mucho tiempo desde la última vez que estuvo consigo mismo. Fue durante aquella gripe que le sorprendió esquiando y le obligó a guardar cama toda la semana perdiéndose la compañía de sus amigos. Tras esas vacaciones terminó su último año de licenciatura, al poco encontró trabajo, se casó y tuvo dos niñas. Había llovido desde entonces. Lo cierto era que en su ritmo de vida le mantenía permanentemente ocupado. Era incapaz de parar un instante, sencillamente no sabía. Tanto en el trabajo como en el ocio mantenía su agenda a rebosar. Tal vez por eso se encontraba tan cansado. Dormía bien pero notaba que no tenía suficiente energía para todo. Además su ánimo se había resentido, no disfrutaba con las cosas. Notaba que algo le faltaba pero no daba con qué. Su pareja se alejó de él, también sus hijas y con sus amigos la relación era blanda y superficial. Había olvidado que el camino para llegar a la intimidad ajena era cuidar a diario la propia. Fue un primo misionero de visita en su ciudad quien se lo recordó. Pasó esa noche llorando, a nadie le gusta que le recuerden que se ha olvidado de sí mismo. 

27 Dec 2015 10:06 AM PST

Doctor Casado

Microrrelato

EL MALENTENDIDO

Los mayores errores en nuestras relaciones nacen de malentendidos. Cuando somos incapaces de verbalizar un malestar o una necesidad vehemente la tensión interna provoca terremotos aparentemente alejados del profundo foco de tensión original. Nuestros allegados se vuelven locos buscando la causa del seísmo en la superficie debastada o entre los restos destruidos pero nunca hallan nada que les permita entender que ha sucedido en realidad. Lo peor es que nosotros con frecuencia tan poco nos conseguimos enterar conformándonos con culpar a los demás, opción más sencilla pero menos inteligente. Así están las cosas entre los humanos. El mundo está plagado de afrentas y conflictos cuyo origen oscuro no llega a desvelarse por lo que siguen produciendo corrientes subterráneas de desencuentro y de dolor. Aplíquenlo a parejas, familias o países. Para mejorar la situación no precisamos de tecnologías complicadas, si cada cual estuviera un poco más conectado consigo mismo muchos desencuentros serían del todo innecesarios. Quizá nos merezca la pena aprender de aquellos pueblos que con desdén llamamos primitivos pero que son maestros en saber lo que sienten. 


6 Diciembre 2015








Doctor Casado




Microrrelato 
EL VIAJERO SENTADO A MI LADO

Como siempre, ese extraño vicio de llegar antes de tiempo a todos los sitios, me obliga ahora a esperar en el andén hasta la hora de salida de mi tren.
La estación es un lugar fabuloso para jugar a “la vida que te inventé. Todas esas personas, de allá para acá, ajenas a estos ojos que les observan en su ir y venir, sin saber que estoy inventando una vida para ellos.
Busco alguien especial, alguien que me inspire, alguien que me motive más que los demás…y lo encuentro frente a mí, sentado en el banco de la esquina. Me ha llamado la atención, su porte elegante, su buen gusto en la combinación de su ropa, su postura absolutamente correcta y sobre todo, su mirada. Una mirada profunda, transparente, ausente. Aquellos ojos verdes, limpios como los de un niño, juraría, que estaban a punto de llorar. Y de repente, siento pudor por espiar, escrutar e invadir aquel momento tan íntimo de aquel hombre que también tiene sus ojos puestos en mí.
Yo no puedo sostener más tiempo su mirada, siento pudor como una adolescente, bajo la mirada al suelo avergonzada. Algún día tenia que ocurrir que alguien me pillara.
Me recompongo como puedo y me levanto de mi sitio, acaban de anunciar por megafonía la entrada de mi tren en el andén, él sigue allí, mirándome fijamente, a sus pies una frase me obliga a dejar de mirarlo, “Deja que el otoño, añada elegancia y calidez a tu look”, ven al Corte Inglés.

Subo a mi tren, con la renovada intención de seguir jugando.

Conchi Gutierrez.
2 - Diciembre 2015

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