El descontrol de la tensión arterial puede desencadenar en un ictus.
El silencio sintomático que acarrea la hipertensión arterial y la gran cantidad
de complicaciones que puede conllevar su padecimiento hace necesaria una
medición constante y precisa. Sin embargo, el autocontrol de la patología sigue
siendo una tarea pendiente para la gran mayoría de los ancianos, de
acuerdo a lo consignado por la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología
(SEGG).
Según los
datos proporcionados por la sociedad, la enfermedad, que afecta a más de 10
millones de adultos en España y a un 68 por ciento de los mayores de 60 años,
es un factor de riesgo para el desarrollo de episodios graves, como el ictus,
la insuficiencia cardíaca y renal, el infarto de miocardio, aneurismas e
incluso la muerte.
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