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lunes, 29 de septiembre de 2014

"LO QUE MÁS ME GUSTA ES HACER COSAS QUE NO HA HECHO NADIE"

EJERCE EN EL HOSPITAL VALL D'HEBRÓN DE BARCELONA Y LIDERA VARIAS INVESTIGACIONES SOBRE EL ICTUS EN VACACIONES SIEMPRE VUELVE A SU CIUDAD NATAL.

Joan Montaner Villalonga. Neurólogo

JOAN Montaner Villalonga es ciudadano de Cádiz sólo en vacaciones. Es neurólogo en el hospital Vall d'Hebrón de Barcelona, donde lidera el Laboratorio de Investigación Neurovascular y el Grupo de Investigación de Enfermedades Neurovasculares. Pero sus padres y hermanos siguen viviendo aquí y le mantienen al día de todo lo que ocurre en la ciudad. Quedamos con él en el Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBIS), donde dirige desde el año pasado un laboratorio centrado en la investigación del ictus. Allí trabaja una semana al mes.

-¿Es usted de Cádiz-Cádiz? 

-Sí. Nací en Cádiz, en la plaza de las Viudas. En esa época había allí un ginecólogo que tenía una clínica, pero no me acuerdo cómo se llamaba. Estuvimos viviendo allí sólo un año porque mis padres trabajaban en Conil. Mi madre era profesora, daba clases allí. Mi padre es ingeniero de comunicaciones y trabajaba en la central de cables submarinos. Mi madre es de Menorca y mi padre de un pueblo perdido de los Pirineos catalanes, de ahí el tema de los apellidos.

-Así que estudió en Conil.

-Sí. Y luego, antes de empezar el instituto, me fui a Cádiz y estuve en el colegio Reyes Católicos. Me parece que llegué en 5º de EGB. Imagínate, me iba solo de Conil para Cádiz en el autobús todos los días. Después mis padres se vinieron a vivir a Cádiz. Recuerdo que más de un día me quedaba dormido en el autobús.

-¿Qué otros recuerdos tiene de su infancia y juventud en Cádiz? 

-Estudié en San Felipe Neri el BUP y el COU, y la carrera la hice en la Facultad de Medicina de Cádiz, con lo cual, tengo muchísimos recuerdos. Me acuerdo de la primera vez que fuimos a la playa. Me sorprendió la cantidad de algas que había, acostumbrados a la playa de Conil. Eso ha cambiado. Pero el olor a mar de las algas es una de las cosas que me encanta de Cádiz cuando voy. Mi madre ahora con el WhatsApp me da envidia, me envía fotos todas las semanas de la puesta de sol porque viven en el paseo marítimo. La época de la adolescencia fue fantástica en Cádiz. Recuerdo las salidas en Argüelles con los butanitos. Y la época de la Facultad de Medicina me marcó muchísimo. Fue muy importante, no sólo por la formación como médico. Era una época en la que había muchísima actividad de los estudiantes. Un grupo de gente nos encargamos de llevar la Asociación de Intercambios de Estudiantes de Medicina, y lo que hacíamos era que en verano nos repartíamos becas y te ibas a otro hospital de Europa a estudiar, y eso lo recuerdo con muchísimo cariño. Primero porque ayudábamos a mucha gente de Cádiz a que se fuera otros países a hacer una estancia, y luego porque yo también lo aproveché. Estuve en Hungría, en Dinamarca, en Turquía, Rusia..., la verdad es que nos pateamos media Europa gracias a estos intercambios. También traíamos a muchos extranjeros en verano a Cádiz y era muy divertido porque nos encargábamos de ellos.

-Luego se fue a hacer la especialidad a Barcelona y se quedó allí. 

-Desde la facultad ya me gustaban mucho las cosas relacionadas con el cerebro. De hecho, en algunos de estos intercambios, en Hungría, el segundo año o tercero de la facultad, me fui allí a hacer investigación con cosas de demencia. O sea, que la inquietud de hacer investigación la tenía ya prontito. Y luego me fui a Barcelona a hacer la especialidad. Sabía que quería hacer neurología, y hay buena neurología en varios sitios en España, pero Barcelona es como la cuna de la neurología española.

-Estuvo también en Boston. 

-Exacto. Cuando acabé la especialidad de neuro, como quería hacer investigación, ya empecé a hacer alguna cosa allí en Vall d'Hebrón, en el Hospital de Barcelona donde trabajo, y tuve la oportunidad de irme a hacer una estancia post doctoral a la Universidad de Harvard, a Boston, y fue también un periodo fantástico. Allí estuve sólo medio año, pero fue genial porque eso nos ha abierto las puertas a hacer cosas muy buenas de investigación con el grupo de Boston.

-¿Cuándo supo que quería ser médico? 

-Creo que en el instituto. Me gustaba mucho la biología y el tema del cerebro. Pero bueno, la verdad es que también me gusta mucho todo el tema de la creatividad, la innovación, el descubrir cosas nuevas, y creo que eso me ha marcado la carrera y todas las publicaciones. Lo que más me ha molado es encontrar cosas o hacer cosas que no ha hecho nadie. Es muy difícil de explicar cuando no trabajas en ciencias. Pero bueno, el subidón de saber que estás investigando algo que sólo tú en el mundo lo estás investigando o encontrar algo que sabes que tú eres la primera persona en el mundo que la ves o que la sabes, es brutal. En el instituto ya veía que eso me gustaba. Te digo lo del tema de la creación porque durante una época también pensé ser arquitecto. Me gustaba mucho, pero en el fondo creo que era por lo mismo, por hacer cosas nuevas, hacer un edificio nuevo chulísimo... Pero bueno, luego nos decían que la Facultad de Medicina es la más antigua de España y creo que también es inteligente aprovechar lo que tienes cerca. Supongo que volvería a hacer la carrera allí.

-Entonces, ¿le gusta más la investigación que la parte asistencial? 

-Está claro que cuando eres médico, lo eres para curar enfermos. Yo trabajo con un tipo de pacientes muy concretos: los enfermos que tienen ictus. El ictus es una enfermedad en la que se tapona una arteria del cerebro, no llega la sangre a esa parte del cerebro y te quedas sin poder hablar, sin mover medio cuerpo, etcétera. Es una enfermedad brutal, te cambia la vida de un momento para otro. Cuando empecé a hacer cosas de neuro, me gustaban más las enfermedades raras, de hecho, yo hice la segunda parte de la carrera de Medicina en Puerto Real y allí vi algunas familias con enfermedades genéticas neurológicas rarísimas y pensé que me encantaría trabajar en eso. Pero ya luego en Barcelona me sorprendió que enfermedades como el ictus fueran tan frecuentes. Piensa que es la primera causa de muerte en mujeres en nuestro país. Entonces, como médico, es brutal cuando curas a alguien así. Nosotros para tratar a esta gente, lo que tenemos que hacer es correr muchísimo en Urgencias porque para destapar la arteria que se ha cerrado tenemos como mucho cuatro horas y media desde que empiezan los síntomas. Si el enfermo se cura del todo, eso es... no te lo puedes imaginar. Te hace muchísima ilusión. Pero es cierto que al cabo de unos años de hacer neurología, si te gusta la investigación, te marcas otras metas más altas. Quieres no curar al caso concreto de ese paciente sino intentar buscar una cura para la enfermedad, algo que sirva para todo el mudo. Entonces, eso es lo que yo creo que te motiva el siguiente paso de la carrera profesional y es lo que hace que hoy en día, si tuviera que elegir, me gusta más la investigación que el día a día de la clínica. En Barcelona lo que suelo hacer es que cuatro días a la semana estoy en el laboratorio y un día veo pacientes. Esa proporción está bien.

-En Barcelona lleva un proyecto de investigación sobre el ictus y desde el año pasado dirige otro en Sevilla. 

-Exacto. El año pasado concedieron un proyecto europeo muy grande para hacer investigación traslacional en varios campos de la medicina. La investigación traslacional permite que sea mucho más rápido el llevar los descubrimientos al paciente. Entonces, esto es lo que queremos hacer aquí. Lo hacíamos en Barcelona y aquí sabían que éramos los mejores en Europa en este tipo de investigación y quisieron montar algo parecido. Con lo cual, para mí genial, era un reto importante pero bonito. En parte acepté por ser de aquí y porque en Andalucía tenemos un problema con esta enfermedad brutal. Por cosas que no sabemos bien del todo, es el sitio de España y de toda Europa donde más gente se muere por ictus. Tenemos un problemón tremendo. Y eso era algo que me llamaba mucho la atención y pensaba que con mi experiencia podía colaborar a cambiar un poco este escenario tan triste.

-¿Para destacar en investigación hay que irse fuera de Cádiz? 

-Si. Y de Barcelona también. Hay que irse a otro sitio. Puede ser que en Cádiz haya equipos de investigación o laboratorios muy buenos, pero lo importante de irse fuera no es sólo lo material, no son sólo los equipos de investigación; es ir a ver cómo piensa otra gente.

-¿Cómo ve la sanidad andaluza? 

-Hay cosas malas y buenas, como en todo en la vida. Hay una cosa que es muy importante, que a mí me animó a venir a hacer el proyecto, y es que el sistema sanitario andaluz se ha informatizado hasta tal punto, que todos los datos están en una gran base de datos y eso nos va a dar desde el punto de vista de la investigación un potencial brutal que no tienen otras regiones. Creo que en Andalucía estáis haciendo un esfuerzo por la innovación, eso también me ha encantado, el intentar que las cosas nuevas que se descubren se apliquen rápido, el tema de patentes, creación de empresas. Luego hay otras cosas que no me gustan. No me gusta el que haya un desequilibrio, que no sea lo mismo hoy en día que te dé un ictus en Sevilla que en Cádiz. Es que no es igual ni que te dé el ictus aquí al lado a que te dé más cerca de otro hospital. En Andalucía faltan unidades de ictus. Se ha demostrado que si tienes una unidad de ictus vas a salvar más la vida de los pacientes y seguimos en algunas capitales andaluzas sin unidades de ictus. Durante estos años haré todo el esfuerzo que haga falta para cambiar esto, y eso pasa por buscar la complicidad de la gente y de nuestros políticos. Es mentira que eso sea caro, al contrario, vamos a ahorrarles dinero. Esto es una inversión.

-¿Cuál es su relación actual con Cádiz? 


-Mi familia está toda allí. Entonces, voy todo lo que puedo, ahora un poco más. Solemos bajar en Navidad y en verano. Tengo dos hijas y han nacido en Cataluña, pero el tema de las raíces me parece importantísimo y ellas desde chiquititas se han ido a Cádiz todos los veranos, y me encanta ver que vuelven cada año y con los primos y los amigos es como si se hubieran visto antes de ayer. Supongo que idealizas una ciudad cuando estás mucho tiempo fuera. Siempre te gustaría volver y a veces cuando llevo 15 días, ya he visto a todo el mundo. También es verdad que cuando llevas mucho tiempo viviendo en ciudades grandotas, Cádiz te parece chiquitita, pero me encanta. A parte, como siempre he tenido esta idea en la cabeza de que Cádiz no es sólo Cádiz, sino el concepto de mancomunidad, entonces para mí Cádiz va hasta Conil, Tarifa...

-¿Cómo ve la ciudad respecto a cuando vivía aquí? 


-Más bonita. Cuando voy me gusta verla, es como comprobar que está todo ahí. Me gusta correr, lo primero que hago siempre que voy es eso. Ahora me gusta mucho que puedo llegar corriendo hasta el Castillo de San Sebastián. La visión que se tiene de toda la ciudad desde que lo abrieron me parece preciosa. Me gusta el simple recuerdo de Cádiz, que en casa lo tenemos. En el salón tengo el original de ese cuadro, que es gigante (haciendo referencia a uno de la serie Tintín en Cádiz de IconE que cuelga de la pared en su despacho de Sevilla y que aparece en la foto de esta página). Y también tenemos una pared toda llena de cuadros de torres de Cádiz. Quiero decir, que queremos mucho la ciudad y la tenemos presente.

-¿No se ha planteado volver? 

-Hombre, yo creo que lo del proyecto de Sevilla en el fondo es un poco volver a Andalucía. Piensa que la responsabilidad que me han dado con el proyecto este es brutal. Es que no es sólo la investigación, es la responsabilidad de llevar los pacientes con ictus de toda la ciudad de Sevilla, es organizar la atención al ictus en este millón de habitantes. Entonces, yo lo que creo es que de alguna forma el proyecto de aquí es como volver también un poco a Cádiz. Está ahí al lado. Veo impensable que si nosotros dentro de cinco años somos capaces de conseguir algún proyecto que funciona, no se aplicara también en Cádiz. Entonces, veo que es una forma de volver.

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