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domingo, 23 de noviembre de 2014

CRISIS DE HIPERTENSIÓN: CÓMO DEBEMOS ACTUAR CUANDO LA TENSIÓN SE DESMANDA

Una crisis hipertensiva sitúa la tensión sistólica por encima de los 180mmHg. Las causas más comunes son olvidar la medicación o una transgresión dietética. Una crisis hipertensiva puede llevar al paciente a una insuficiencia cardiaca, un ictus o un cuadro serio que podría conducir a la persona a la muerte.

EUROPA PRESS. 23.11.2014 - 11:24h
La hipertensión consiste en una elevación de la tensión arterial crónica y mantenida. Una toma puntual elevada no supone padecer la enfermedad pues la tensión debe mantenerse elevada a un valor igual o superior a los 140/90 mmHg en la mayoría de mediciones. Cuando la tensión sistólica supera los 180 mmHg se produce lo que se denomina crisis hipertensiva. En España hay 14 millones de hipertensos, entre el 35% y el 40% de la población, porcentaje que asciende hasta el 60% en los mayores de 65 años. "Cada vez hay más hipertensión debido al aumento en la obesidad, que comienza ya en la adolescencia, y del sedentarismo", explica Nieves Martell, presidenta de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA).

Es habitual que la hipertensión esté infradiagnosticada ya que puede no dar síntomas. El 30% de los hipertensos no está diagnosticado y por tanto no tratado, esto quiere decir que si la hipertensión evoluciona se pueden producir complicaciones cardiacas como insuficiencia cardiaca, infarto, insuficiencia renal e  incidentes cerebrovasculares graves. Una crisis hipertensiva sitúa la tensión sistólica por encima de los 180mmHg. La gravedad depende del paciente y del cuadro clínico que le acompañe."La crisis hipertensiva puede tener consecuencias muy graves en los órganos diana más dañados por la hipertensión que son cerebro, corazón y riñón e incluso provocar la muerte", detalla Martell, jefe de servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Clínico San Carlos de Madrid. Las causas más comunes de un pico de tensión son olvidar la medicación –la adherencia al tratamiento es fundamental para mantener los niveles de tensión estables– o una transgresión dietética –un consumo excesivo de alimentos con altos niveles de sal puede descompensar en gran medida la tensión arterial–. Otros motivos son la apnea del sueño: la obesidad es un factor de riesgo para la hipertensión, al igual que para la apnea del sueño, una crisis de ansiedad y el ejercicio físico. Cómo actuar ante una crisis de hipertensión Una crisis de hipertensión puede cursar sin síntomas o presentar síntomas difusos como dolor de cabeza, mareo, taquicardia, dolor en los ojos o más graves como dolor en el pecho. Atención médica inmediata: cuando se produce una crisis de hipertensión la persona debe ser atendida por un médico para que evalúe el cuadro que está sufriendo y determinar si se debe a una crisis de ansiedad o hipertensiva. Ser conscientes de la gravedad: la crisis hipertensiva puede llevar al paciente a una insuficiencia cardiaca, un ictus o un cuadro serio que podría conducir a la persona a la muerte. Que la persona no se ponga nerviosa: mientras se consigue acceder a la atención médica es importante tranquilizar a la persona para que el nerviosismo no contribuya a elevar la tensión aún más. Martell aclara que si estos picos de tensión se producen de forma frecuente el médico tendrá que derivar al paciente a una unidad específica de hipertensión para estudiar las causas secundarias asociadas a estos desequilibrios.

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